Un sinsabor
El gran sinsabor que dejó, sin embargo, entre los amantes de la bicicleta la etapa del viernes, fue que los puertos ancareses estaban demasiado alejados de la meta en Ponferrada, lo que restó trascendencia a la etapa. En este sentido, Carlos Sastre, ganador de un Tour, expresaba en la llegada, que la jornada había sido «demasiado dura» y Pedro Delgado explicaba que a parte de los sesenta kilómetros a meta, el hecho de que el sábado y domingo se celebrasen dos «etapas de montaña con final en alto» condicionó la participación en la carrera de «los primeros espadas de los equipos».
La opción de ubicar un final de etapa en el puerto de Ancares, a 1.648 metros de altura, fue barajada por la organización desde un principio y resultó el comentario generalizado entre la prensa y los aficionados durante la jornada ancaresa y la gran reivindicación local. Las dudas sobre si en el puerto hay espacio para ubicar un fin de etapa están despejadas puesto que el propio director de la Vuelta, Javier Guillén, valoró que sí se podría llevar a cabo, pero que la organización se decantó por hacer «una primera aproximación este año y luego plantearse más seriamente una llegada en un futuro», según comentó Pedro Delgado durante la retransmisión. Al parecer el hecho de ser una «montaña desconocida» y el miedo a que no hubiese «mucho público» condicionaron la decisión, según matizó el excorredor.