El informe elaborado por agentes de asuntos internos de la Guardia Civil revela que uno de los clubes en los que observaron situaciones anómalas fue en el Liverpool. Era bastante habitual la presencia de agentes, los cuales eran atendidos personalmente por el dueño del mismo, que fue detenido en el transcurso de la investigación.
Los investigadores constataron la presencia, más o menos habitual en este club de cuatro agentes. Obtuvieron diversos testimonios que apuntan a que, en ocasiones, fueron invitados a consumiciones por parte del dueño, incluidas comidas y bebidas. También aparecen referencias a posibles pagos de contactos sexuales.
«Los reyes del mambo»
La presencia de los guardias parece que era tan asidua en el burdel de O Corgo, que eran conocidos de sobra por las empleadas, alguna de las cuales los bautizó como «los reyes del mambo», porque lo tenían todo a pedir de boca. El jefe no les ponía ningún impedimento.
Eran tan familiares los guardias en el prostíbulo que incluso alguno de ellos supuestamente ofreció a alguna de las empleadas trabajo en un club de Madrid. Todos ellos fueron reconocidos plenamente en fotografías.
El dueño del club, en su declaración después de ser detenido, supuestamente reconoció que los guardias iban con asiduidad a su club porque, a veces, los llamaba él para darles información. Entraban por la puerta de atrás.