«Galván» en el Daviña Rey

Alberto López alberto.lopez@lavoz.es

LEMOS

20 nov 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Así dijo estar ayer Darío Xohán Cabana al final de la charla que sobre su libro Galván en Saor, dio en el Instituto Daviña Rey. «Manuel María sempre dicía que Monforte era como a súa casa, polo que eu, cada vez que veño a esta cidade, síntome como na súa casa». Los alumnos del centro hicieron lo posible para que, por lo menos se llevase un buen recuerdo de la visita. Al acabar le hicieron varios regalos entre los que estaban un dibujo sobre su libro, un tarro de miel y un «meleiro» de Gundivós. Fueron también muchos, los que se acercaron a que les firmase un ejemplar del libro, que por cierto tienen como lectura obligada este curso.

También algún regalo se llevaron alguno de los alumnos del colegio de educación especial Infanta Elena de Monforte que ayer visitaron el ayuntamiento de la ciudad. Después de la recepción en el salón de plenos, los asistentes conocieron las dependencias municipales y el despacho del alcalde Severino Rodríguez . Durante esta última visita un par de alumnos se mostraron muy interesados en unos vagones de la compañía Transfesa que el alcalde tenía expuestos en una vitrina. Ante éste interés, el alcalde no dudo en regalar un par de esos vagones a los jóvenes.

Regalo también fue el que las concejalías de servicios sociales y cultura del ayuntamiento de Pantón le hicieron a los casi trescientos vecinos que quisieron acercarse el pasado sábado al magosto que organizaron en el pabellón municipal. Aunque este regalo, claro está, fue al paladar. Ochenta kilos de castañas, casi veinticinco de panceta, enpanada pan y vino. ¿Qué más se puede pedir? Uno de los que no se perdio la cita fue el alcalde, Jose Luis Álvarez.

Casi cuatrocientas personas asistieron a la misa que el pasado sábado se ofició en la iglesia de San Clodio para homenajear al párroco Jesús Balado Castro , fallecido el pasado mes de junio. Tras la misa, en el atrio del tempo, el secretario del obispo de Lugo, Mario Vázquez Carballo y el alcalde de Ribas do Sil, Miguel Sotuela fueron los encargados de descubrir una placa en honor al cura, de la que la familia recibió una replica.