Historia y tradición en Taboada

C. Rueda / F. Albo

LEMOS

Una ruta de cinco kilómetros permite conocer diversos monumentos y lugares de interés cultural y etnográfico entres las localidades de Vilar y Castelo

02 nov 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Un recorrido de apenas cinco kilómetros por tierras de Taboada permite conocer una pequeña parte de su rico y variado patrimonio histórico y cultural. El itinerario discurre por las proximidades del castro de Castelo, donde se celebra en septiembre la célebre Queima das Fachas. Para comenzar el itinerario hay que tomar en Chantada la carretera N-540, en dirección a Taboada. En el kilómetro 45 de este vial hay un desvío hacia el pueblo de Vilar, donde empieza el recorrido.

El punto de inicio está junto al hospedaje de turismo rural Casa do Romualdo. Desde allí hay que salir por la N-540 por una pista asfaltada que parte de la misma casa rural. Tras recorrer 1,7 kilómetros, es preciso desviarse a la izquierda por la antigua carretera para visitar la iglesia de San Xián do Campo, que está a 700 metros. La iglesia conserva elementos de su fábrica románica del siglo XIII -la portada principal y parte del ábside y de los muros-, aunque ya hay noticias de la existencia de un templo en este lugar en el año 786. Conviene destacar el conjunto arquitectónico situado en su entorno, formado por viviendas de estilo tradicional y un hórreo de cantería.

La siguiente parada es el Pazo de Perrelos, un excelente ejemplar de esta característica arquitectura gallega y uno de los más relevantes de la provincia de Lugo. Para ello hay que continuar por la misma carretera a lo largo de unos cuatrocientos metros y a continuación cruzar la N-540 por un paso elevado en dirección al lugar de Castelo. Un kilómetro más adelante, aparece un desvío a la izquierda hacia el pazo, que se encuentra a unos trescientos metros del cruce. El Pazo de Perrelos fue construido por don Lope Reimúndez Taboada e Ulloa en la segunda mitad del siglo XVII. La puerta principal da acceso al edificio y a la primera planta a través de una escalinata y un bello corredor construidos en piedra de cantería, elementos típicos del barroco civil gallego. Un lateral del edificio, formado por una amplia y magnífica solana, se abre a un exuberante jardín diseñado en torno a una fuente de granito.