El conjunto monfortino sólo cedió ante el todopoderoso Tenerife en el último suspiro del partido Monforte tiene desde ayer un motivo más por el que estar orgulloso de la AD A Pinguela. El conjunto monfortino demostró ante el poderoso Tenerife que su presencia en la Copa de la Reina no fue testimonial. Las jugadoras del cuadro que preside Kiko Cabrera se frotaban los ojos, primero, cuando iban en desventaja en el primer set, y luego, en cuanto perdieron el cuarto. Parecía imposible, pero era rigurosamente cierto. Las jugadoras dirigidas por Magú fueron capaces de poner en entredicho el dominio de un todo un gigante de la liga española y de Europa. Ahora, el equipo se centrará en una nueva fase de la liga.
23 mar 2001 . Actualizado a las 06:00 h.Marichal de Tenerife, 3: Susana Rodríguez, Goya Dorta, Romina Lamas, Monique Adams, Noelia Esteban y Magali Carvajal, -sexteto inicial-. Llurena Verano y Yasmina Hernández. A Pinguela, 1: Daniela Patiño, Yoraxi Melean, Cecilia Lazo, Jennifer Mendoza, Noelia Sánchez e Irene Moncunill,- sexteto inicial-. Raquel Hermoso como líbero y Carmen Pérez. Árbitros: Sánchez Alonso y Francisco Javier Aller. Parciales en cada set: 25-19, 17 minutos, 25-22, 15 minutos, 23-25, 15 minutos y 25-1ll6. La piel del oso estuvo a punto de comerse al gigante. Tenerife había vendido la presa días antes de haberla cazado, pero se encontró con que estaba muy viva y con mucha confianza en hacer algo grande. Ayer, A Pinguela estuvo a punto de dejar en la cuneta al todopoderoso Tenerife, equipo que llegó a Ávila pensando en jugar un entrenamiento en cuartos de final para emplearse algo más a fondo en las dos siguientes citas. Lo que no esperaban las isleñas era que se encontrarían con un equipo con mucho orgullo, ganas y unos enormes deseos de demostrar que su presencia en una fase final de la Copa de la Reina no era fruto de la casualidad. Las monfortinas ya mostraron sus uñas en el primer set, parcial en el que dominaron por seis puntos y que sólo se les escapó, porque las canarias emplearon toda su artillería pesada y las de Magú carecieron de fortuna para sentenciar. La apoteosis llegó en el tercer set. Carbajal recibió dos gorros de manera consecutiva y A Pinguela se anotó el parcial. En el pabellón, se escuchó un clamor unánime y se llegó a pensar en el milagro. El conjunto de la ciudad del Cabe no remató la faena por muy poco, pero abandonó la muralla de Ávila por la puerta grande y con la satisfacción del deber cumplido. La historia de este equipo se sigue escribiendo sobre todo a base de corazón.