La neuralgia del trigémino, una de las patologías más dolorosas: «Puede aumentar el riesgo de suicidio»

ALICIA BLANCO / L.B

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La neuralgia de trigémino puede afectar a tres ramas diferentes
La neuralgia de trigémino puede afectar a tres ramas diferentes iStock

Hoy, Día Mundial de la Neuralgia, dos expertos explican todo lo que se debe saber sobre uno de los dolores faciales más intensos e incapacitantes, la neuralgia de trigémino

07 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Piensa por un momento en cómo sería experimentar en tu cuerpo una descarga eléctrica fulgurante. Un dolor punzante que aparece y desaparece rápidamente. Esto es lo que sienten los pacientes con neuralgia del trigémino. Esta afección es considerada una de las más dolorosas por la que puede pasar un ser humano. Este nervio es responsable de la sensibilidad y el dolor en la cara, incluida la boca. Y, por si fuera poco, es el más grande de los nervios craneales.

¿Qué es la neuralgia del trigémino?

«Se llama neuralgia porque es una afectación en un nervio concreto», explica Pablo Irimia, coordinador del Grupo de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN). El trigémino es el nervio más importante que se tiene en la cara, «se ocupa de dar la sensibilidad de la zona alrededor del ojo, mejilla y mandíbula. Cuando se irrita alguna de estas ramas, provoca un dolor de gran intensidad y duración breve», agrega el neurólogo. «Se trata de la neuralgia más frecuente de la cabeza y, cada año, se produce en cuatro o cinco pacientes de cada 100.000», añade José Luis Cid Calzada, coordinador de la Unidad de Dolor en el Complejo Hospitalario Universitario de Toledo y del Grupo de Trabajo en Dolor Orofacial de la Sociedad Española del Dolor (SED). Según datos de la SEN, cada año se diagnostican en España unos 2.000 nuevos casos, principalmente en personas de edades comprendidas entre los 37 y los 67 años.

Las tres ramas del nervio

El nervio involucrado tiene tres ramas diferentes. «La primera sería la rama oftálmica —demarcación azul—, que afecta a la zona del ojo. Después estaría la maxilar —límite amarillo—, que es justo la de la mejilla y la nariz. Y, por último, estaría la mandibular —zona naranja—, que iría desde la mandíbula hasta el mentón», dice el neurólogo. En el 90-95 % de los casos afecta al área maxilar y mandibular, respectivamente. En un 2-5 % por ciento de los casos, el dolor es bilateral.

El nervio trigémino es responsable de la sensación en la cara, incluida la boca
El nervio trigémino es responsable de la sensación en la cara, incluida la boca iStock

Tipos de neuralgia de trigémino

Hay diferentes tipos en relación con la causa del dolor. «Puede ser por una lesión en el cerebro, como un tumor o una inflación en la zona. También se puede dar cuando hay enfermedades concretas, sobre todo en pacientes jóvenes, como la esclerosis múltiple», agrega el neurólogo. La mayoría de los casos son «los llamados idiopáticos o clásicos», dice Irimia. 

El especialista José Luis Cid Calzada explica cada uno de los tipos. 

  • Clásica: está producida por la compresión o irritación del nervio trigémino por un vaso sanguíneo (generalmente una arteria del cerebro) que está en contacto con él.
  • Secundario: la irritación o afectación del nervio la provoca una enfermedad subyacente como la esclerosis múltiple, tumores cerebrales, deformidades óseas en el cráneo, malformaciones vasculares o causas genéticas de neuropatía.
  • La forma Idiopática (o desconocida): se llama así a todas las enfermedades de las que no conseguimos saber su causa, y es, por tanto, un diagnóstico de exclusión. Es decir, que no se ha podido identificar neuralgia del trigémino clásica ni secundaria mediante las pruebas diagnósticas apropiadas.

¿Es el trastorno más doloroso?

«Dentro de los dolores faciales es, probablemente, uno de los más intensos e incapacitantes», dice el especialista en neurología. Irimia también comenta: «Este dolor se ha asociado con problemas graves psiquiátricos e incluso puede incrementar el riesgo de suicidio por la intensidad de los episodios y, cuando no se consigue controlar, genera una enorme incapacidad». Con todo, Cid lo tiene claro: «Desde luego es uno de los más dolorosos, tal vez superado por un tipo de dolor de cabeza que se llama cefalea en racimos. Eso sí, la experiencia puede vivirse de forma diferente en dos pacientes distintos». 

 

¿Es una enfermedad hereditaria?

En general, no es una enfermedad hereditaria y puede aparecer en cualquier persona, no obstante hay que tener en cuenta el factor de la edad. «Es raro que aparezca por debajo de los 50 años, aunque es posible en pacientes más jóvenes», explica el coordinador del Grupo de Cefaleas de la SEN.

Los episodios

«No duran más de dos minutos. En general, la mayoría de los pacientes lo describen como un calambre de gran intensidad, pero breve», asegura Pablo Irimia. Normalmente, las personas que padecen neuralgia del trigémino tienen una gran cantidad de episodios. «Pueden tener 20 o más, de hecho, pueden darse de forma continuada», dice el neurólogo. A lo que añade: «Incluso con el viento se puede tener una crisis. Cualquier estímulo o sensibilidad en la cara podría favorecerlos». «Recientemente, se ha reconocido que hasta el 30 % de los pacientes pueden presentar dolor continuo de intensidad moderada», explica Cid.

¿Cómo describen este momento los pacientes? Según relata el especialista en neurología, cuando una persona llega a consulta dice: «Trago, hablo y me da una descarga eléctrica en una zona de la cara». Enseguida se identifica ese punto afectado, ya que habitualmente no se puede tocar. «Los varones no se pueden ni afeitar o las mujeres maquillar. Incluso lavarse los dientes puede causar mucha molestia», dice el neurólogo. 

Un diagnóstico sencillo

El diagnóstico se basa en los síntomas, por lo tanto, es sencillo. «Lo que hace el médico es iniciar el tratamiento en cuanto se reconoce la causa. A esto se le añaden algunas pruebas más para asegurarse que no tiene ninguna otra lesión», dice Irimia. «Si se sospecha que hay una infección como la del herpes zóster, se pueden pedir pruebas como el citodiagnóstico de Tzanck, biopsia y estudio histopatológico, cultivo del virus, técnicas de biología molecular y serologías», explica el especialista en dolor.

Herpes Zóster

Es una enfermedad viral causada por la reactivación del virus varicela-zóster que permanece latente en los ganglios sensoriales del nervio craneal o en los ganglios de la raíz dorsal después de una infección previa por varicela.

Fuente: National Library of Medicine 

El tratamiento

«Los fármacos que se utilizan son antiepilépticos. Si durante un año los pacientes están libres de crisis, se podría intentar retirar la medicación. Lo que sucede es que, con frecuencia, hay que reintroducirla y se convertiría en continuada», asegura el neurólogo. «Se utiliza como primera elección la carbamazepina, que suele controlar los síntomas en el 70 % de los pacientes. Hay otros fármacos que se utilizan si falla esta primera opción, aunque tienen menos efecto. Son la lamotrigina, baclofeno o toxina botulínica (bótox)», dice Cid. 

La cirugía es una opción que se reserva para aquellos casos que no responden al tratamiento médico, ya que este procedimiento tiene ciertos riesgos. «Los peligros que tiene la cirugía se multiplican en los pacientes de más edad, por lo que en ellos se prefieren tratamientos menos invasivos y también eficaces, como la radiofrecuencia del ganglio Gasser, que es muy eficaz», añade el experto en dolor. En el caso de que la vena esté en contacto con el nervio, «lo que se hace es separar esa arteria o vena del nervio mediante un procedimiento quirúrgico y así desaparece por completo el dolor», explica el coordinador del Grupo de Cefaleas de la SEN. 

Pero, ¿cuánto se debe esperar para saber que la medicación es eficaz? «Durante años se ha retrasado en exceso la recomendación de tratamiento quirúrgico. Ahora mismo, lo que hacemos es realizar la prueba con uno o dos fármacos y, si vemos que no se controla, ya pensamos en el otro procedimiento», asegura Irimia. El inconveniente que tienen estos fármacos es que no se pueden introducir de una manera rápida, hay que ir aumentando la dosis poco a poco. «Entonces, ese proceso suele llevar varias semanas, concretamente entre tres o cuatro», añade el neurólogo. Eso sí, hay que tener muy presente que todos estos medicamentos, como todos los demás, pueden tener efectos adversos, lo que obligaría a cambiar de fármaco. Lo que sí es importante, según Cid, es «distinguir este tipo de síntomas y no confundirlos con los de las cefaleas o migrañas habituales, que no precisan atención en urgencias habitualmente y ceden con un analgésico como el paracetamol, metamizol o un antiinflamatorio»