Los mil usos del CBD: ¿para qué sirve realmente?

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

El cannabidiol (CBD) es un componente no psicoactivo de la planta del cannabis que podría tener propiedades terapéuticas.
El cannabidiol (CBD) es un componente no psicoactivo de la planta del cannabis que podría tener propiedades terapéuticas. La Voz de la Salud | iStock

El cannabidiol es una parte de la marihuana que no tiene efectos psicoactivos, y se estudia su aplicación en distintos cuadros clínicos

19 mar 2022 . Actualizado a las 09:58 h.

Desde medicamentos hasta refrescos, pasando por lubricantes genitales, el CBD invade los estanterías con su presencia en toda clase de productos cosméticos, farmacológicos y alimentarios. Solo en Estados Unidos, donde su uso está legalizado en distintos estados, el CBD se ha convertido en una industria que mueve 2.000 millones de dólares al año. Este componente de la planta del cannabis causa furor y se espera que sus usos terapéuticos continúen creciendo.

En parte, esta tendencia tiene que ver con el aumento de la conciencia acerca de la salud mental en la sociedad. Pero el CBD va mucho más allá de ser una sustancia relajante. Para entender sus usos debemos ante todo saber de qué hablamos cuando hablamos del CBD.

¿Qué es el CBD?

La planta de cannabis contiene más de 80 sustancias químicas, entre las cuales destacan, por su concentración, el THC (tetrahidrocannabinol), que tiene propiedades psicoactivas, y el CBD, que se obtiene del cáñamo, una variedad del cannabis que es baja en THC. «Hay dos tipos de cannabis, la cannabis sativa y la cannabis indica. La cannabis sativa es la que es alta en THC, la que tiene un efecto más psicoactivo. La cannabis indica también tiene un efecto psicoactivo, pero es más alta en CBD. Esto funciona para la gente que busca efectos terapéuticos», explica Antonio Cervero, psicólogo sanitario, docente e investigador del Departamento de Psicología en la Universidad de Oviedo.

Según señala la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, el CBD «parece tener efectos sobre algunos químicos en el cerebro, pero estos son diferentes a los efectos del THC». A diferencia de este último, el CBD no tiene efectos psicoactivos, por lo que no se utiliza como droga en contextos recreacionales.

El cannabidiol, conocido como CBD, «es uno de los cannabinoides que tiene la planta del cannabis que ha generado bastante investigación porque, a diferencia del THC, que es el componente psicoactivo, que tiene efecto de droga, este no. Simplemente, se ha demostrado en investigaciones que tiene efectos analgésicos, antiinflamatorios y sobre todo, antiepilépticos», apunta Cervero.

«El cannabidiol está en la planta en forma natural en unas concentraciones muy pequeñas y se ha utilizado como medicamento. De hecho, está aprobado en España como medicamento para un tipo de epilepsia infantil, como tratamiento para ayudar a otros fármacos. Es decir, no como tratamiento único, sino coadyuvante. Y este es el único uso para el que está aprobado como fármaco por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios», detalla Hugo López, especialista en psiquiatría e investigador clínico en el Hospital Clínic de Barcelona.

¿Cómo funciona el CBD?

«El cannabis funciona en nuestro organismo porque nosotros tenemos un cannabinoide endógeno, es decir, una sustancia que segregamos nosotros, que es la anandamida, un neurotransmisor que, cuando tenemos procesos de dolor o inflamatorios, lo segregamos naturalmente. Y lo que hace el cannabis es aprovechar los receptores de la sustancia para acoplarse y funcionar en nuestro organismo», explica Cervero.

«El sistema de los cannabinoides es muy complejo, uno de los más complejos que hay en el cerebro y está presente en casi todas las neuronas. Actúa controlando al resto de neurotransmisores y tiene efectos indirectos sobre los otros neurotransmisores. Por eso, también se propone como tratamiento coadyuvante como en la epilepsia. Porque actúa a nivel presináptico, a diferencia de otros neurotransmisores, que actúan a nivel postsináptico, lo que hace que sea un buen regulador de las neuronas», detalla López.

La fórmula más habitual del CBD es en forma de aceite, que se añade a productos de uso cosmético aprobados para su venta en España. En otras partes del mundo, sin embargo, el CBD está aprobado para consumo alimentario y se pueden encontrar productos como refrescos que lo contienen. «El CBD y los cannabinoides son liposolubles, es decir, se adhieren a los cuerpos grasos. No son hidrosolubles, no se adhieren al agua. Tienes que adherirlo a grasas, entonces, para consumirlo tienes que añadirlo a aceites», apunta Cervero.

En este sentido, se habla de un uso más cosmético que farmacológico. Estos productos aprovechan la reputación del CBD como componente con efectos terapéuticos a nivel comercial, pero los efectos de una bebida con CBD en el organismo no están demostrados. «Cuando comercializas un producto como complemento alimentario, o como algo cosmético, no tiene necesariamente investigación detrás que diga cuáles son sus beneficios y sus riesgos, pero probablemente beneficios tenga pocos, porque la dosis es muy baja; si no, no se podría vender. Y probablemente eso implique que los riesgos sean bajos», dice López. «Cuando se administra como medicamento, se da en dosis mucho más altas de las que podemos ver en los productos de todas estas tiendas de la calle que trabajan con concentraciones muy bajas y, probablemente, no son eficaces. Lo que están vendiendo es cosmética, suplemento alimentario y poco más. No son medicamentos», subraya el psiquiatra.

¿Para qué sirve el CBD?

Más allá de su uso como medicamento anticonvulsivo, se están estudiando diversos efectos terapéuticos del cannabidiol en el cuerpo. «Su efecto más puramente terapéutico es un efecto antiinflamatorio, analgésico y antiepiléptico, pero también tiene efectos relajantes, muy relacionados con ansiedad», dice Cervero.

Lo cierto es que, aunque muchas personas lo utilizan y le atribuyen propiedades relajantes y analgésicas, aún hacen falta estudios específicos que demuestren estos efectos del CBD. Así, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos señala que «no hay suficiente información confiable para decir si podría ser útil para estos usos».

El problema es que muchos estudios utilizan preparados que contienen tanto CBD como THC, con lo cual los efectos específicos del CBD no se distinguen tan fácilmente. «Cuando haces un estudio científico, tú pruebas una sustancia en una muestra o en un grupo y los efectos se demuestran para esa persona o para ese grupo. Extrapolarlo a nivel general es muy difícil. También es importante cómo se consume. No es lo mismo fumar marihuana que tomar un fármaco hecho con CBD, como el Epidiolex, que es el primer medicamento a base de cannabidiol autorizado en España y que está aprobado para usar en formas raras de epilepsia», explica Cervero.

A nivel inmunológico, se está investigando el uso de CBD como agente antineoplásico, es decir, su potencialidad para frenar el desarrollo del cáncer. Estudios recientes en ratas y ratones afirman que el cannabidiol tiene un efecto anticarcinogénico. El mecanismo de acción antitumoral se basa en la capacidad del compuesto para promover la muerte de las células cancerosas y reducir su migración. También hay evidencias que muestran que el uso de cannabinoides puede mejorar la supervivencia de pacientes con SIDA y controlar la carga viral.

En cuanto al efecto analgésico, lo que se ha demostrado en investigaciones es que el CBD es efectivo para controlar el dolor en la fibromialgia, el trasplante renal, la lesión medular y la esclerosis múltiple. Además, el CBD disminuye los movimientos espásticos en personas con esclerosis múltiple.

En términos de salud mental, actualmente se está estudiando el uso del CBD en el tratamiento de las adicciones. «Es un mecanismo totalmente diferente al de otros que se usan para tratar ansiedad, depresión y adicciones. Por lo tanto, tenemos que ver si es eficaz o no», advierte López.

«Si hablamos de enfermedades y trastornos mentales a un nivel patológico, como un trastorno depresivo, tengo mis dudas. Solo hay un trastorno en el que parece que el cannabis, y no el CBD, ha generado buenos resultados, y es el trastorno de estrés postraumático. Hay un estudio que explica cómo los soldados que vinieron de la guerra de Vietnam tenían estrés postraumático y el consumir cannabis les reducía muchísimo los síntomas y les ayudaba a adaptarse a la vida en sociedad, porque les quitaba los miedos, les permitía hablar de las situaciones traumáticas que habían vivido», observa Cervero.

Cómo se consume el CBD

«Hay básicamente 3 formas de consumir el CBD: una es con el fármaco, que de momento solamente está aprobado para la epilepsia, la segunda es a través del consumo de marihuana, y luego está el consumo de CBD a través de los productos o suplementos que llevan CBD», enumera Cervero.

Podemos encontrar CBD en productos cosméticos de diversa índole. En España, se trata fundamentalmente de productos que no están diseñados para su ingesta, sino para aplicarlos sobre la piel: aceites para masajes, lubricantes vaginales, cremas, entre otros. Estos productos constituyen una importante industria que proyecta ganancias en torno a los 17.000 millones de dólares para el año 2025. Sin embargo, sus efectos en la piel, como hemos visto, hasta la fecha no están demostrados.

«Es importante recordar que el CBD no tiene efectos psicoactivos, sino que actúa del mismo modo que otras hierbas naturales. Tomarte una tila, una infusión de valeriana, todas estas cosas. Yo al CBD como suplemento alimentario lo vería así. Si tú te tomas unas gotas con una concentración al 10 % de CBD un día, no vas a notar nada. Ni va a ser peligroso ni va a ser efectivo. Ahora, si tú de forma regular te tomas cinco gotitas día tras día durante un mes, pues sí, probablemente tengan más efectos y notes que tienes una reducción de la ansiedad. Si tienes una enfermedad que cursa con dolor, a lo mejor notas una mejoría», señala Cervero.

Riesgos

Aquí es importante distinguir el CBD del THC o el cannabis en su conjunto, explica Cervero, ya que «el cannabis, en general, tiene un efecto bimodal. Eso quiere decir que a dosis bajas funciona como ansiolítico, es decir, reduce la ansiedad, pero a dosis altas funciona como ansiógeno, es decir, genera ansiedad y puede hasta llegar a provocar ataques de pánico».

En este sentido, el cannabis supone riesgos, especialmente entre aquellas personas que lo consumen en la adolescencia, ya que influye de manera directa en el desarrollo del cerebro y de sus funciones, explica el doctor Miquel Bioque, psiquiatra de la Unidad de Esquizofrenia del Hospital Clinic de Barcelona e investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) del Instituto de Salud Carlos III. Según Bioque, la mitad de las personas que llegan a un hospital con un cuadro psicótico son consumidoras de cannabis. El riesgo de sufrir este tipo de episodios es hasta 3 veces más alto entre quienes lo consumen.

«Hay personas predispuestas, que tienen una psicosis latente, y cualquier evento ambiental que les genere una ansiedad excesiva puede precipitarles la enfermedad. Esto puede pasar con el cannabis. Si tú tienes una sobredosis de cannabis y tienes ataques de pánico y tienes predisposición a la enfermedad mental, a lo mejor te brota esa enfermedad mental. Pero ahí hablaríamos más del cannabis como droga psicoactiva. Si tú consumes el CBD no vas a tener estos problemas», dice Cervero.

En cuanto a su uso farmacológico, tampoco está exento de provocar reacciones adversas. «Una cosa es que no sea psicoactivo, lo cual quiere decir que no va a provocar subidón y tampoco, en principio, debería ser adictivo. Y otra cosa es que no tenga riesgos. Cualquier medicamento va a tener riesgos y más a determinadas dosis. Si no, no es un medicamento. Lo que sabemos, por ejemplo, es que en el tratamiento de la epilepsia en niños puede dar dolor de cabeza, mareos, problemas gastrointestinales y una inflamación en el hígado. Pero es un fármaco seguro; si no, no se habría aprobado su uso», señala López.

«El CBD en general no tiene efectos secundarios significativos. Si tomas mucho, te puede generar problemas digestivos, diarreas, náuseas. En cuanto lo dejas de tomar, desaparecen. No genera adicción ni dependencia, porque lo que tiene ese potencial es el THC, el cannabinoide psicoactivo», aclara Cervero. «Yo lo considero al mismo nivel que una planta medicinal. Con lo cual, tampoco esperes de él una potencia desmedida. Puedes notar sus efectos, pero no es para tratar estados agudos. Un ataque de ansiedad no se resuelve tomando CBD», añade.

 

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.