¿Por qué el incompetente de tu compañero cree que es mejor que tú?

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

El efecto Dunning-Kruger explica por qué las personas más incompetentes tienden a sobrestimar su propia habilidad.
El efecto Dunning-Kruger explica por qué las personas más incompetentes tienden a sobrestimar su propia habilidad. La Voz de la Salud | iStock

El efecto Dunning-Kruger consiste en que, cuanto menos sabemos sobre un tema, más competentes nos creemos

23 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Alguna vez has notado que las personas más incompetentes en un área determinada son las que más confianza proyectan en sus propias habilidades? Esto no es una mera percepción: es un verdadero problema. Se trata del efecto Dunning-Kruger, un sesgo cognitivo (o creencia inconsciente) que afecta al modo en que percibimos nuestro nivel de competencia en comparación con el de los demás.

Qué es el efecto Dunning-Kruger

Puesto a prueba en los años noventa en una serie de experimentos realizados por los psicólogos sociales David Dunning y Justin Kruger, de la Universidad de Cornell (Nueva York), el fenómeno consiste en la tendencia de los individuos más incompetentes a sobrestimar su habilidad en un campo determinado, mientras que los más cualificados suelen subestimar su habilidad en relación con la de otros.

«En general, los seres humanos tendemos a sobrestimar nuestras habilidades. Lo que ocurre es que luego hay diferencias a la hora de poner en práctica determinados tipos de habilidades, desempeñar determinados tipos de profesiones o afrontar determinados tipos de demandas. Hay personas que lo abordan con el mayor de los desparpajos y todos los demás nos damos cuenta de que son incompetentes. Y esas personas que son incompetentes no se dan cuenta, mientras que, en general, las personas más competentes son mucho más cuidadosas», describe Armando Rodríguez Pérez, catedrático de Psicología Social de la Universidad de La Laguna (Santa Cruz de Tenerife) y miembro de la Sociedad Científica Española de Psicología Social (SCEPS).

Para investigar este fenómeno, Dunning y Kruger revisaron estudios previos que sugerían que, en el momento de demostrar diversas habilidades, la ignorancia generaba más confianza que el conocimiento. En base a esto, formularon la hipótesis de que las personas incompetentes eran más incapaces que el resto de estimar correctamente su propia habilidad y de reconocer la habilidad de otros. Luego, realizaron los experimentos destinados a poner a prueba estas hipótesis.

En los estudios, los investigadores examinaron autoevaluaciones realizadas por estudiantes de la universidad de Cornell en áreas como razonamiento lógico, gramática y humor. Después, les pidieron a los sujetos que estimaran cómo quedarían posicionados en la clasificación final de todos los estudiantes evaluados en esas áreas. Los resultados confirmaron sus teorías: mientras que el grupo de los más competentes estimaba bastante bien su propia posición, los incompetentes la sobrestimaban.

¿Por qué ocurre el efecto Dunning-Kruger?

Por supuesto, describir el fenómeno es mucho más simple que hallar y analizar sus causas, que tienen origen tanto en predisposiciones evolutivas y genéticas, como en aspectos de la cultura. «Hay un tema de fondo que tiene que ver con el modo en que funciona el cerebro. Normalmente, el ser humano vive en un contexto en el que hay muchas cosas que ignora. En muchos casos, ese contexto es relativamente imprevisible. El cerebro ayuda a elaborar una ilusión de control, de que puedes controlar el mundo. Esta visión dice que si tú te esfuerzas, consigues tus objetivos. Si inviertes en una relación, eso nunca fallará. Todos tenemos una concepción relativamente ordenada del mundo. Pero esto es una ideación, una creencia que tiene el cerebro para poder enfrentarse de modo activo a las situaciones. Lo cierto es que a nuestro alrededor hay mil cosas que desconocemos», explica Rodríguez.

En este sentido, el cerebro actúa como un «buscador de patrones», en palabras de Rodríguez, que dedica sus esfuerzos a atribuir significado a series de cosas que se repiten para que podamos darle sentido a la vida y transitar de forma más simple por el mundo.

El cerebro es holgazán

«El cerebro humano es relativamente reciente desde el punto de vista filogenético, desde el punto de vista evolutivo. Hay una cosa que le cuesta mucho soportar y es la incertidumbre y la ignorancia. Lo que el cerebro no sabe, lo rellena. ¿Cómo? Con creencias, supersticiones o ideas. La idea clave es que el cerebro es un motor de creencias. No hay ningún cerebro humano que pueda vivir preguntándose constantemente "¿Esto qué es?, ¿Quién soy?, ¿Para dónde voy?". Esa reflexión no es común, salvo en personas que tienen un estilo de vida muy espiritual. El cerebro busca un funcionamiento sistemático de información, para dar respuesta a las preguntas que lo rodean sin gastar energía estudiando y aprendiendo. Nuestro cerebro no está hecho para estudiar constantemente. Mira el esfuerzo que nos cuesta, porque, además, a medida que estudias, te vas dando cuenta de todo lo que no sabes», explica Rodríguez.

En otras palabras, el cerebro necesita hacer un uso eficiente de la energía que tiene disponible, conservándola lo más posible, y para ello recurre a la identificación de patrones que le ayudan a entender el mundo. El problema surge cuando estos patrones se alejan de los verdaderos conocimientos: el sentido común puede ser engañoso. «La competencia surge porque tú sabes que no sabes, entonces buscas aprender, mientras que hay personas que son incompetentes y consideran que ya lo saben todo. Su cerebro les ha rellenado todo de información y consideran que esa información es válida. Ahí entramos en un verdadero abismo. ¿Cómo llegas a saber tú que no sabes? Tienes que ponerte a estudiar para entender eso, paradójicamente», señala Rodríguez. Y es que, cuando nuestro conocimiento sobre un tema es prácticamente nulo, no somos capaces de identificar siquiera cuáles son los aspectos de ese tema que no entendemos o conocemos en profundidad.

Qué consecuencias tiene el efecto Dunning-Kruger

Si alguna vez has notado, en el ámbito laboral, que la incompetencia de un compañero hace que los demás se sobrecarguen de trabajo, estás en presencia del efecto Dunning-Kruger. Yendo un paso más allá, esta incompetencia puede incluso operar en forma de círculo vicioso, impidiendo que la persona incompetente pueda reconocer y corregir su mal desempeño.

Pero el trabajo no es la única esfera de la vida que se puede ver afectada por este sesgo cognitivo. «Aquellas actividades que las personas realizan en las que no hay un criterio de corrección son un nicho absolutamente fantástico para que se dé este efecto. Por ejemplo, un estudiante de matemáticas sabe cuándo ha resuelto un ejercicio bien y cuándo mal. En habilidades como el atletismo, un atleta sabe que si corre 100 metros en 10 minutos, no tiene nada que hacer. Pero luego, hay un millón de actividades donde no hay un criterio de verdad. Entonces, muchas veces, las personas entienden como criterio de verdad el consenso de los otros o la respuesta de los otros. Por ejemplo, en el mundo de la política, esto es muy típico. A un político, mucha gente lo puede aplaudir aunque sea un ladrón, como ha ocurrido muchas veces en la historia», señala Rodríguez.

Cómo corregirlo

«En general, en todos los ámbitos en los que no hay un criterio de verdad con el que contrastar el rendimiento de una persona, habrá gente que la aplauda. Evidentemente, tú puedes aprender a tener una metacognición, un conocimiento de tu rendimiento, si te juntas con aquellos que son críticos contigo, no los que te aplauden. Hay muchos modos en los que uno se puede aproximar a cómo es su rendimiento rodeándose de personas que son más conocedoras que uno, más sabias, con más experiencia, o que uno considera más honestas, más honradas, más imparciales», propone Rodríguez.

Sin embargo, el psicólogo social reconoce que esto «no es fácil, porque, en general, el cerebro humano no está hecho para buscar la verdad, sino para buscar la supervivencia. Y la supervivencia con felicidad. Entonces, tú no te vas a juntar con alguien que sea tan sincero como para hacerte pasar un mal rato diciéndote lo mal que lo estás haciendo. Uno tiende a buscar cierto consuelo. El cerebro funciona de ese modo y es por eso que muchas veces los incompetentes no rompen ese muro que les permitiría aprender más sobre su rendimiento y mejorarlo. Se sienten cómodos en ese contexto».

Entonces, lo primero es reconocer que estamos ante un sesgo cognitivo. Cabe señalar que el efecto Dunning-Kruger afecta a todas las personas: nadie es competente en absolutamente todos los temas. Puede que seamos expertos en ciertas áreas, que tengamos más experiencia que otras personas en ellas, pero esto no quiere decir que sepamos sobre todo. Por lo tanto, saber reconocer que hay cosas sobre las que no tenemos conocimientos es un paso significativo para luchar contra el sesgo.

En 1999, Dunning y Kruger realizaron un estudio posterior en el que entrenaron a los sujetos participantes para que pudieran entender y medir con más precisión su desempeño. Concluyeron que aprender sobre un tema es lo que nos permite identificar cuánto sabemos sobre este. Es por esta razón que rodearnos de personas más competentes que nosotros, ser receptivos a las críticas y escuchar opiniones contrarias a las nuestras, siempre que estén fundamentadas, es tan importante.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.