Paracetamol o ibuprofeno: cuándo tomar cada uno de ellos

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

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Seguro que más de una vez has dudado entre estos dos medicamentos. La Voz de la Salud aclara las diferencias entre ambos

11 ene 2022 . Actualizado a las 17:22 h.

El dolor es una experiencia universal e inevitable en la vida. En algún momento u otro, por causas diversas y múltiples, todos hemos padecido y padeceremos algún dolor físico. Cuando esto ocurre, es muy común echar mano de los medicamentos que tenemos disponibles sin receta.

Analgésicos como el paracetamol y el ibuprofeno, que son de venta libre, pueden ayudarnos a sentirnos mejor cuando se trata de un malestar puntual y pasajero, aunque, por supuesto, no debe abusarse de ellos y lo mejor siempre es consultar con el médico de cabecera si los síntomas se prolongan en el tiempo. Pero, ¿es lo mismo tomar paracetamol o ibuprofeno?

En principio, se trata de drogas muy distintas. Si bien ambos son analgésicos con acción antitérmica (es decir, ayudan a bajar la fiebre), el ibuprofeno es ante todo un antiinflamatorio no esteroideo (AINE) que actúa bloqueando la síntesis de prostaglandinas, sustancias que afectan al sistema nervioso y son responsables del dolor y la respuesta inflamatoria.

La doctora Antònia Agustí, presidenta de la Sociedad Española de Farmacología Clínica (SEFC), explica: «Paracetamol e ibuprofeno no son lo mismo, pero hay usos que coinciden. Los dos se pueden utilizar para la fiebre y para el dolor. Pero el ibuprofeno es un antiinflamatorio. En cambio, el paracetamol es un analgésico antitérmico. El mecanismo no es el mismo. No son del mismo grupo, aunque algunos de sus efectos sean similares». Ambos medicamentos son efectivos para dolores musculares y son buenas alternativas, ya que hacen efecto en menos de una hora cuando se toman por vía oral.

En el mismo sentido, Luis Brizuela, vicedirector de la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria de Galicia (SEFAC), señala: «Ambos están indicados cuando hay dolor moderado, o como tratamiento sintomático de la fiebre».

Qué analgésico tomar

La clave para saber qué tomar es el tipo de dolor que tengamos. «El ibuprofeno lo tendríamos que utilizar solo para el dolor que se asocia a inflamación, por ejemplo, una artritis. También se utiliza para la fiebre en niños, o para dolor después de una intervención en el hospital. El paracetamol se usa para fiebre o dolor, para la inflamación no sirve», aclara Agustí.

El paracetamol, sin embargo, es una de los emdicamentos más vendidos en las farmacias, y esto se debe a sus pocas contraindicaciones y efectos negativos. «El paracetamol se utiliza para todo tipo de gripes. De hecho, forma parte, en distintas dosis, de casi todos los medicamentos antigripales de venta libre en el mercado. Es un buen aliado contra los síntomas del resfriado», explica Brizuela. 

¿Cuándo es mejor evitarlos?

Según Agustí, el paracetamol tiene muy pocas contraindicaciones. «Es una buena alternativa como antitérmico, y para el dolor en general no asociado a inflamación. Solo se debe tener precaución en no tomar muchos comprimidos al día, porque entonces puede afectar al hígado. La recomendación es no sobrepasar los 4 gramos al día en adultos. Pero se puede tomar varias jornadas seguidas, no pasa nada», dice.

En cambio, con el ibuprofeno hay que tener más cuidado, porque uno de los efectos que puede producir es irritación y lesión del estómago. «Los pacientes que hayan tenido úlcera de estómago lo tienen contraindicado. Tal vez puedan tomarlo, pero con mucha precaución, acompañado de un protector gástrico. En esos casos, si se puede, conviene evitarlo. Lo mismo en pacientes más mayores, con insuficiencia renal o hipertensos», explica Agustí.

En el mismo sentido, Brizuela recomienda acompañar la toma de ibuprofeno de alimentos, más allá de los antecedentes de problemas gástricos que pueda tener el paciente, para reducir el impacto en el estómago. «En ningún caso se deben tomar analgésicos con alcohol. Como curativos para la resaca no sirven, aunque puedan aliviar algún síntoma como el dolor de cabeza», aclara. Puntualmente, el paracetamol debe ser evitado a toda costa después de una noche de alcohol, ya que su consumo en combinación con esas bebidas puede causar daños al hígado.

La importancia de la dosis

En el momento de tomar un analgésico, hay que asegurarse de que la dosis sea la correcta, ya que un consumo excesivo de estos medicamentos puede ocasionar problemas gástricos o dañar el hígado. «El paracetamol se administra en dosis que van desde 400 miligramos hasta 1 gramo, cada 4 o 6 horas. Siempre hay que tener cuidado de no sobrepasar los 4 gramos al día. El ibuprofeno se suele dar cada 8 horas y se pueden dar 600 o 400 miligramos generalmente», dice Agustí.

Para una máxima seguridad, Brizuela recomienda una ingesta máxima de 3 gramos de paracetamol o 1,800 gramos de ibuprofeno al día. «Si el tratamiento dura más de una semana, es mejor que esté controlado por un médico», aconseja. 

Tolerancia: ¿realidad o mito?

Aunque los analgésicos de este tipo no generan tolerancia (menor sensibilidad a la sustancia tras una administración continuada), sí se pueden dar casos de dependencia psicológica. «Hay gente que no se siente bien sin su paracetamol o ibuprofeno del día. Esto es puramente psicológico. Pero luego hay medicamentos que combinan, por ejemplo, paracetamol y codeína, que pueden generar una dependencia, aunque en ese caso la dependencia sería a la codeína y no al paracetamol. Estos medicamentos están regulados de forma más estricta que los analgésicos comunes», explica Brizuela.

Analgésicos y covid-19

Los pacientes con infección leve por covid-19 pueden utilizar tanto ibuprofeno como paracetamol, explica la presidenta de la SEFC. «En principio, se da paracetamol. También se lo utiliza de forma preventiva para los síntomas de fiebre y dolor que pueden acompañar a la aplicación de las vacunas contra el covid-19», puntualiza. Para esos casos, Brizuela recomienda una dosis de paracetamol de 650 miligramos previa a la aplicación de la vacuna.

Otras alternativas

El ibuprofeno y el paracetamol son dos de los analgésicos más conocidos y consumidos actualmente. Sin embargo, están lejos de ser los únicos disponibles. Hay varias alternativas que se pueden tomar para distintas afecciones. «Algunas opciones para la inflamación incluyen el naproxeno, el diclofenaco o el piroxicam. Analgésicos antitérmicos no hay tantos, está el metamizol o la aspirina», enumera Agustí.

También se puede optar por el dexketaprofeno (Enantyum, por su nombre comercial). Es un medicamento más eficiente que el ibuprofeno y hace efecto con mayor rapidez, pero es también más gastrolesivo, es decir que aquellas personas que suelen padecer irritaciones estomacales deberán evitarlo. Pero funciona bien para cólicos menstruales o problemas dentales.

En cuanto a la aspirina, «tiene los mismos usos que los otros analgésicos, pero se utiliza cada vez menos como antitérmico, como se solía usar a dosis de 500 miligramos, porque no se tolera bien en el estómago. Es analgésico y antiinflamatorio, pero se usa más actualmente a bajas dosis como antiagregante para pacientes que hayan hecho un infarto o un ictus», explica la experta.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.