En tiempo de aires enfermos

> Moncho Núñez Centella

LA VOZ DE LA ESCUELA

«La visita de la madre al hospital» (1892, Museo del Prado), óleo del riojano Enrique Paternina García-Cid que estimuló al joven Picasso en Barcelona para que pintara la primera de sus grandes creaciones: «Ciencia y caridad»
«La visita de la madre al hospital» (1892, Museo del Prado), óleo del riojano Enrique Paternina García-Cid que estimuló al joven Picasso en Barcelona para que pintara la primera de sus grandes creaciones: «Ciencia y caridad» cuadro

Se cumple un siglo de la llamada gripe española, la mayor pandemia de la historia, con 40 millones de víctimas

24 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Casi todos los años los inviernos provocan atascos. En las carreteras, y también en los hospitales. Lo de las carreteras es por culpa de la nieve, y esta es consecuencia del frío, con lo cual la secuencia lógica parece obvia, dejando al margen las medidas de precaución, prevención e información que deban tomarse a nivel personal, colectivo e institucional. Sin más comentarios. Lo de los atascos hospitalarios es cosa distinta, porque el frío no es agente infeccioso que pueda traer gripes, constipados, catarros ni nada parecido, por mucho que los llamemos resfriados. Esas enfermedades, con todas sus variantes, son transmitidas por virus, del mismo modo que las faringitis se propagan por bacterias. Otra cosa es que el frío pueda ayudar a que aparezcan los síntomas o que nos obligue a conductas que favorecen la propagación viral. Por ejemplo, los días de frío pasamos más tiempo en espacios cerrados, con posibilidad de que el estornudo de alguien pueda esparcir por el aire su carga infecciosa. La cosa será aún peor si tienen el aire acondicionado y seco, entre otras razones porque las gotitas del estornudo van a permanecer más tiempo en el aire. Contra la gripe son inútiles los antibióticos y lo único que puede hacerse, además de la vacuna, es paliar los síntomas y esperar los siete días que suele tardar nuestro sistema inmunitario en ganar la batalla. Bueno, aquí también los atascos hospitalarios podrían evitarse con medidas de precaución, prevención e información.

Por cierto, que este año se cumple un siglo de la famosísima gripe española, la mayor pandemia de todos los tiempos, que comenzó en Estados Unidos en marzo de 1918, pero nadie dijo nada por aquello de no desmoralizar a sus tropas en la Gran Guerra. Luego vino de incógnito a Europa, de modo que se dio noticia de la epidemia en España, al comienzo del verano. Nuestras autoridades sanitarias estaban alarmadas porque en dos semanas se habían duplicado los fallecimientos por gripe y no se tenían noticias de que en otro país sucediera algo parecido. Lo publicamos, y por ello se la llamó en todo el mundo gripe española. Parece que fueron los soldados estadounidenses quienes en abril trajeron el agente infeccioso a Francia, de donde pasó a España y en pocos meses alcanzó todas las regiones del planeta. Se estima que enfermó más del 50 % de la población mundial, aunque la tasa de mortalidad fue muy diferente según los países. Terminó originando unos 40 millones de fallecimientos en poco más de un año. Con causas entonces desconocidas, esa mortalidad sería la mayor de la historia, con casi cinco veces más víctimas que las provocadas por la guerra que finalizaba. Aquel virus llegó a contagiar en España a unos 8 millones de personas, ocasionando 300.000 muertes.

La frase de Molière que encabeza la relación es cínica y demoledora. Las malas lenguas dicen que tuvo su castigo por haberse metido con los médicos. La realidad es que el dramaturgo francés murió, en febrero de 1673, de forma un tanto imprevista. Resulta que había estrenado su comedia El enfermo imaginario, en la que satirizaba a los hipocondríacos y también a los galenos. En la cuarta representación de la obra él mismo interpretaba el papel principal (Argan) cuando tuvo un desvanecimiento, por lo que lo trasladaron a su domicilio, donde falleció horas mas tarde, rodeado de médicos, pero víctima de la tuberculosis que padecía.

Dice la leyenda hispana que, como en esa actuación Molière llevaba ropas de color amarillo, la gente del teatro optó luego por atribuir mala suerte a ese color, y de hecho son muchos los actores que prefieren no usarlo. También es verdad que hay otros comediantes que exhiben ese color sin problema con todo tipo de prendas, pero casi siempre fuera de los escenarios. Ningún color y ninguna prenda dan suerte ni previenen contra nada. Ni siquiera una bufanda, del color que sea. Abriga y da confort, pero no es barrera contra las infecciones.

 palabras con historia

Los médicos no están para curar, sino para recetar y cobrar; curarse o no es cuenta del enfermo

Jean Baptiste Poquelin, Molière (1622-1673)

Si no pudiesen contar sus enfermedades, hay muchos que no estarían enfermos

Santiago Rusiñol (1861-1931)

No hay jóvenes y viejos, solo jóvenes y enfermos

Pedro Laín Entralgo (1908-2001)

Rehúsa estar enfermo. No cuentes a nadie que estás enfermo, ni siquiera a ti mismo

Edward George Bulwer-Lytton (1803-1873)

Más agradece el enfermo la medicina que le cura, que no el consejo que le preserva

Vicente Espinel (1550-1624)

Fácil cosa es, cuando gozamos de salud, dar buenos consejos a quienes están enfermos

Publio Terencio Afer (195-159 antes de Cristo)

No hay enfermedades, sino enfermos

Gregorio Marañón (1887-1960)

 actividades

1. En algunos procesos catarrales llega a producirse un moco verde, y en esos casos los médicos pueden llegar a prescribir antibióticos. El caso es que aprovechando el caos que generan los virus, las bacterias ven la oportunidad de atacar y muchas veces lo que empezó como una infección viral puede terminar siendo bacteriano. El color verde del moco puede deberse a la presencia de compuestos de hierro, resultantes de la batalla contra las bacterias, y también a otros factores. Un, dos, tres. Haz una relación de compuestos químicos y minerales que sean de color verde. Por cierto, desde comienzos del siglo XX el color de mala suerte teatral en Francia es el verde, aunque a Molière le gustaba usar ese color en el vestuario.

2. Tradicionalmente se explicaba que el color del moco verde propio de algunas infecciones bronquiales se debía a la presencia del «Stafilococus aureus», bacteria de color amarillo oro, como su nombre indica, y de la «Pseudomonas pyocyanea», de color azul (cian), por lo mismo. La mezcla de azul y amarillo resulta verde. Prueba qué colores salen de la mezcla de: rojo y amarillo, rojo y azul, rojo y blanco, rojo y verde.

3. Pon ejemplos de enfermedades causadas por: hongos, bacterias, virus, priones, protozoos.