Rusia y Ucrania esperan un giro de timón tras el triunfo de Trump

INTERNACIONAL

El presidente ruso, Vladimir Putin, evitó pronunciarse este miércoles sobre el triunfo de Trump
El presidente ruso, Vladimir Putin, evitó pronunciarse este miércoles sobre el triunfo de Trump Vyacheslav Prokofyev | REUTERS

El Kremlin confía en un «diálogo constructivo», pero no se pronunciará hasta que el republicano sea investido

07 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Moscú reacciona con más frialdad que en el 2016 a la victoria de Donald Trump, pero caben pocas dudas de que el neoyorquino, cuyos recientes contactos con el presidente ruso, Vladimir Putin, han quedado probados, era su candidato favorito.

Según el portavoz de Putin, Dimitri Peskov, el Kremlin no se pronunciará hasta que Trump sea investido. Recordó que «hablamos de un país enemigo, involucrado en una guerra contra nosotros», y desconoce si Putin enviará una felicitación. «Empeorar aún más» las relaciones es casi imposible, pero el líder ruso espera «un diálogo constructivo».

«Reiteramos que EE.UU. podría facilitar el final del conflicto», añadió el portavoz, siguiendo la retórica rusa, que culpa a Washington de la invasión del 2022. Así, varias cabeceras rusas citan la promesa de Trump de «no más guerras durante mi mandato». Pero el Ministerio de Exteriores se mantiene beligerante: «No nos hacemos ilusiones», dice en un comunicado, en el que también celebra que Trump «se haya centrado en lo que realmente preocupa a los votantes, frente al rumbo globalista de la Casa Blanca». Más irónica fue la directora del grupo RT, Margarita Simonián: «Trump ha ganado. Id a dormir, equipo». 

Visión aislacionista

Desde el 2007, Moscú aspira a un mundo multipolar, es decir, una ruptura del orden internacional que le conceda más impunidad, o, al menos, los mismos privilegios que tiene Washington. Trump encaja en ese aislacionismo, así como reafirma un esquema de valores expandido por el putinismo, donde el ultraconservadurismo y nacionalismo se imponen a los derechos humanos. Por eso, el vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dmitri Medvédev, resaltó que «Trump posee una cualidad muy útil para nosotros: odia gastar dinero en parásitos y vividores, en aliados estúpidos, en proyectos caritativos y organizaciones internacionales avariciosas».

Los republicanos han dificultado el envío de ayudas a Kiev, pero cabe recordar que uno de los hechos que incitaron a Moscú a invadir Ucrania se produjo con Biden, tras la caótica retirada de Afganistán, que el republicano no se atrevió a ejecutar. Abandonar también a Ucrania pondría en riesgo la confianza de Corea del Norte, Taiwán o Japón.

Por eso, Kiev «ha movido ficha rápido. No hablan de lo que ellos necesitan, sino de cómo Trump se puede beneficiar», comentó a la BBC el exministro de Economía ucraniano Tymofiy Mylovanov, quien prevé «una nueva realidad» en la que Washington «trate de lograr un acuerdo de paz». El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, da señales de realineamiento: «Aprecio el compromiso del presidente Trump con la visión de alcanzar la ‘paz a través de la fuerza' y espero que lo podamos llevar a cabo juntos». Asimismo, apeló a «proteger» las grandes inversiones estadounidenses en Ucrania.

Las relaciones de Kiev con la Administración Biden habían llegado a un punto de bloqueo y es previsible que cambien. The Financial Times apuntó que Trump podría retomar los Acuerdos de Minsk «congelando la guerra, minimizando la participación de Washington, descartando el ingreso de Ucrania en la OTAN, marcando una zona desmilitarizada y transfiriendo a Europa la misión de mantener el alto el fuego».