Cambio de guardia en la corona británica

JUAN FRANCISCO ALONSO LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

La coronación de Carlos III aúna una tradición milenaria con chispazos de modernidad

06 may 2023 . Actualizado a las 10:48 h.

En Londres ya está todo listo para la coronación de Carlos III, el primer evento de esta naturaleza en 70 años. La ceremonia, que combinará un servicio religioso con un enorme desfile militar, hará que los ojos del mundo se posen sobre la ciudad.

El acto se celebrará en la abadía de Westminster, templo donde 39 hombres y mujeres han sido ungidos como monarcas en los últimos mil años, en un acto cuyo libreto apenas ha cambiado.

El palacio de Buckingham ha informado de que los actos se iniciarán a las 10.20 hora local (11.20 peninsular), cuando los reyes Carlos y Camila saldrán hacia el templo. El soberano y su esposa viajarán en la carroza del Jubileo de Diamante, un regalo que Australia hizo a la fallecida Isabel II cuando en el 2012 cumplió 60 años el trono. En el trayecto irán acompañados por unos 200 militares con trajes de gala.

Ya en la abadía, Carlos III recorrerá la nave central precedido por una procesión de líderes de las distintas religiones que hay en el país, así como por representantes de los países de la Commonwealth (Mancomunidad de Naciones) y del primer ministro, Rishi Sunak. El príncipe Jorge, nieto mayor del monarca, participará en el desfile y cargará alguno de objetos de la regalía (tesoro real) que se utilizará en la ceremonia.

La procesión irá acompañada por alguna de las 12 piezas musicales encargadas por el soberano a compositores como Andrew Lloyd Webber.

La coronación de Isabel II, celebrada en junio de 1953, se prolongó durante tres horas. Sin embargo, Carlos III se ha asegurado de que la suya sea más breve. Así, por ejemplo, omitió la parte en la que los nobles y miembros de la Cámara de los Lores debían pasar ante él para jurarle lealtad. Se prevé que su hijo mayor, el príncipe Guillermo, en su condición de heredero al trono, sea el único que haga este gesto.

No obstante, la petición del arzobispo de Canterbury, Justin Welby, para que quienes sigan por televisión o internet el evento también juren lealtad al monarca ha provocado polémica.

Hace 70 años 8.200 almas estuvieron en la abadía cuando a Isabel II le ciñeron a la famosa y pesada corona de San Eduardo. Sin embargo, Carlos III redujo este número a 2.200. Asimismo, invitó a miembros de otras casas reales, entre ellos los reyes de España, a celebridades, miembros de organizaciones caritativas y personalidades como Charlotte Webb, quien durante la Segunda Guerra Mundial ayudó a descifrar los códigos con los que los nazis transmitían las instrucciones a sus tropas.

El monarca también decidió que el gran desfile militar posterior sea más corto que el encabezó su difunta madre. Una resolución que tomó no solo para evitar gastos adicionales, sino para no tener que estar mucho tiempo en la incómoda carroza dorada del siglo XVIII.

Un cuento de hadas actualizado

Otro cambio decidido por Carlos III tiene que ver con su vestimenta. El monarca no usará las mallas que su abuelo o tatarabuelo lucieron en sus coronaciones, sino uniforme militar. No obstante, la pompa y majestuosidad estarán presentes, lo mismo que la ostentación, gracias a las invaluables joyas de la corona. Así el monarca vestirá la llamada supertúnica dorada y la larga capa granate.

También recibirá los óleos sagrados, que fueron bendecidos en la basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén, pero los mismos no contendrán nada que provenga de animales. Carlos III es conocido por ser un defensor del medio ambiente.

Por último, se espera que, al jurar su cargo, el rey no solo se comprometa a defender la fe protestante, sino todas las creencias, en un gesto de apertura y tolerancia religiosa sin precedentes.