Sunak retoca su Gobierno para tratar de frenar el desplome de los «tories»

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

El primer ministro británico, Rishi Sunak, este martes, durante una visita a una planta de generación de energía en Londres
El primer ministro británico, Rishi Sunak, este martes, durante una visita a una planta de generación de energía en Londres POOL | REUTERS

El primer ministro británico sitúa a Greg Hands, que en el 2016 se opuso al «brexit», al frente del Partido Conservador

08 feb 2023 . Actualizado a las 08:35 h.

Cuando acaba de cumplir sus primeros cien días en el 10 de Downing Street, Rishi Sunak ha remodelado su Gobierno, en un intento por retomar la iniciativa y, sobre todo, por poner orden en las desmoralizadas filas conservadoras, algo fundamental porque el próximo mayo se celebran elecciones municipales en el Reino Unido.

El primer ministro británico ha designado también a Greg Hands como presidente del Partido Conservador. La decisión ha sorprendido en el entorno tory. ¿La razón? El ex secretario de Estado de Comercio es un banquero y político cercano al ex jefe de Gobierno David Cameron, pero en el referendo del 2016 votó en contra del brexit. Además, recientemente fue acusado de germanofobia, por un tuit en el que se preguntaba cuándo se comenzarían a ver establecimientos alemanes que vendan el tradicional fish and chips (pescado rebozado con patatas fritas), como ya ocurre con los locales turcos. 

Hands reemplaza al frente de la formación conservadora al destituido Nadhim Zahawi, a quien Sunak cesó la semana pasada por sus problemas con el fisco. Hands tendrá ahora la peliaguda tarea de organizar la campaña de los tories para los comicios locales e incluso para las próximas generales, si es que antes no corre la misma suerte que las siete personas que lo han precedido en ese puesto desde el 2019. 

Las encuestas colocan a los conservadores hasta 25 puntos por debajo de los laboristas. 

¿Reorganización o maquillaje?

Sunak también recolocó a cuatro ministros en su Gabinete, después de fusionar, dividir o simplemente renombrar las carteras. Así, Grant Shapps dejó el departamento de Comercio para asumir el de Seguridad Energética. Por su parte, Kemi Badenoch asumió la nueva cartera de Negocios y Comercio Internacional, surgida de la unión entre Comercio y Comercio Internacional. Michelle Donelan dejó Cultura para dirigir Ciencias y Lucy Frazer asumió Cultura, Medios y Deporte. Esta última, junto a la de Greg Hands, que como su antecesor es ministro sin cartera, son las únicas caras nuevas en el Ejecutivo de Sunak.

El premier justificó los cambios, en particular la creación del Ministerio de Seguridad Energética, diciendo que así «garantizará nuestro suministro de energía a largo plazo, reduciendo las facturas y la inflación a la mitad». 

Sin embargo, desde la oposición dudan que los cambios se traduzcan en algo. Los liberal demócratas calificaron este «maquillaje» de inútil e hicieron suyas las advertencias lanzadas por el Instituto de Gobierno, un centro de estudios independiente, desde donde aseguraron que la reestructuración ministerial podría costar hasta 40 millones de euros, debido «al tiempo que le tomará a los funcionarios adaptarse a los cambios».

Algunos tories también ven inoportuna la decisión de Sunak. «No podemos permitirnos ninguna interrupción. El tiempo no está de nuestro lado. Necesitamos estar completamente enfocados en cumplir las promesas que hemos hecho para tener alguna posibilidad de ganar las próximas elecciones», dijo al diario The Guardian un diputado conservador, que pidió mantenerse en el anonimato. 

Pero la minicrisis de Gobierno no ha servido para apagar el último escándalo que persigue al Gobierno: las denuncias de acoso laboral contra el viceprimer ministro, Dominic Raab. La BBC aseguró este martes que había conversado con un ex alto cargo del Ejecutivo, quien ratificó las acusaciones y afirmó que Raab tiene un comportamiento «asqueroso y difícil» con sus subalternos.

Sunak ya ordenó investigar a su segundo de a bordo, mientras que este ha negado las acusaciones. Sin embargo, desde las propias filas conservadoras piden su cabeza para liquidar el asunto.