El G-20 se une contra Rusia por el daño económico de la guerra de Ucrania

Pablo M. Díez ENVIADO ESPECIAL A BALI / COLPISA

INTERNACIONAL

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el chino, Xi Jinping se dan la mano en la cumbre de Bali
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el chino, Xi Jinping se dan la mano en la cumbre de Bali Borja Puig de la Bellacasa | EFE

El borrador de la declaración final considera «inadmisible» la amenaza nuclear

16 nov 2022 . Actualizado a las 10:10 h.

Ni la placidez tropical de Bali ni la espectacular cena de gala al aire libre bajo una estatua de Vishnu de 120 metros de altura han calmado los ánimos del G-20 contra Rusia por la guerra de Ucrania. Se esperaba, quizás con demasiado optimismo, que esta paradisíaca isla de Indonesia sirviera para rebajar las tensiones internacionales y alcanzar algún tipo de acuerdo o solución negociada al conflicto. Pero no ha sido así y lo único que finalmente ha deparado es la unidad del G-20 contra uno de sus miembros, Rusia, por el impacto que la guerra está teniendo en la economía global.

Sumando el 80 % de dicha actividad económica y dos tercios de la población mundial, el G-20 sienta en la misma mesa a las naciones más avanzadas, como Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Alemania o Francia, con las potencias emergentes en vías de desarrollo, como China, la India, Brasil, México o Turquía. Aunque tengan sistemas políticos de lo más diverso, en lo que todos coinciden es en el dinero y los negocios, que se ven mermados cada día por la invasión de Ucrania lanzada por Putin, recrudecida por lo sucedido en Polonia. A medida que pasan los meses sin que se detenga la contienda y se agravan los problemas globales en la cadena de suministros, alimentos y energía, surgen más voces contra Rusia, incluso entre países más comprensivos con su postura, como China y la India.

Amplio consenso

Solo así se explica que, a pesar de la pertenencia de Rusia a este foro, la cumbre consensuó este martes el borrador de su declaración final con fuertes críticas a Moscú y reclamando una salida pacífica a la contienda. Así consta en el documento, que será rubricado este miércoles por los líderes de este encuentro. Salvo que ocurra un imprevisto de ultimísima hora, será la primera vez que un foro internacional se refiera a la contienda en términos tan directos y a Rusia no le ha quedado más remedio que tragárselo. De lo contrario, habría quedado aún más relegada de lo que ya está.

Además de recordar la «devastación traída por la pandemia del covid-19», el borrador del comunicado final alerta de que «este año hemos sido testigos de que la guerra en Ucrania ha impactado de forma más adversa aún en la economía global». Aunque reconoce que «hay una discusión sobre al asunto», el G-20 reitera las «posiciones nacionales expresadas en otros foros, incluyendo la resolución de la ONU adoptada por mayoría el 2 de marzo del 2022 que deplora en los términos más contundentes la agresión de la Federación Rusa contra Ucrania y demanda su retirada completa e incondicional del territorio ucraniano».

El borrador recoge que «la mayoría de los miembros condenan con dureza la guerra de Ucrania y destacan que está causando un inmenso sufrimiento humano y exacerbando las fragilidades ya existentes en la economía global, constriñendo el crecimiento, aumentando la inflación, interrumpiendo las cadenas de suministro, elevando la inseguridad alimentaria y de energía y los riesgos para la estabilidad financiera». Aunque admite que «hay otras opiniones y diferentes valoraciones de la situación y las sanciones» y que «el G-20 no es el foro para resolver asuntos de seguridad», alerta de que dichos «asuntos de seguridad pueden tener consecuencias significativas para la economía global».

El documento basa su arquitectura legal en «los Principios y Propuestas de la Carta de Naciones Unidas, incluyendo la protección de civiles e infraestructuras en conflictos armados», para sentenciar que «el uso o amenaza de armas nucleares es inadmisible». En contraposición, destaca que «la resolución pacífica de conflictos y los esfuerzos para encauzar las crisis, así como la diplomacia y el diálogo, son vitales».

Sánchez le pide a Xi Jinping que medie con Putin para lograr la paz

La diplomacia española llevaba tiempo intentando conseguir una visita oficial a China, pero resultaba imposible por su cuarentena al llegar y las restricciones fronterizas debido a la pandemia. Por ese motivo, en cuanto se confirmó que Xi Jinping acudiría al G-20 en Bali, uno de los objetivos exteriores del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, era reunirse con él en los márgenes de la cumbre. Y así ha sido, aunque de forma bastante abreviada porque no era el único que quería ver a Xi.

«Ha sido un encuentro que se ha desarrollado en un tono de cordialidad y también de franqueza por ambas partes», explicó el ministro de Exteriores, José Albares, al término de la reunión. En ella, según contó, Sánchez «le ha hecho una solicitud a Xi para usar su buena relación, su influencia para unir fuerzas y moderar la guerra con el fin de que la paz regrese lo antes posible». El comunicado de la reunión emitido por el Ministerio de Exteriores chino no hace mención alguna a la conversación sobre Ucrania, que fue el tema principal del encuentro.