Los talibanes reprimen a tiros las primeras protestas contra su emirato islámico

Mikel ayestaran JERUSALÉN / COLPISA

INTERNACIONAL

Las protestas tuvieron lugar en Jalalabad, capital de la provincia de Nangarhar, una de las últimas ciudades en caer en manos de los talibanes.
Las protestas tuvieron lugar en Jalalabad, capital de la provincia de Nangarhar, una de las últimas ciudades en caer en manos de los talibanes. PAJHWOK AFGHAN NEWS | Reuters

El vicepresidente del anterior Gobierno hace un llamamiento a la resistencia armada, en medio de las manifestaciones en defensa de la bandera afgana en varias ciudades

18 ago 2021 . Actualizado a las 21:57 h.

Una cosa es ganar la guerra, otra gobernar Afganistán. Los talibanes comienzan a tener los primeros problemas desde que se hicieron con el poder y tuvieron que sofocar por la fuerza manifestaciones en ciudades como Jalalabad, a 150 kilómetros de la capital. Miles de personas se echaron a las calles para exigir respeto a la bandera de la república islámica, la enseña tricolor del anterior Gobierno y, según los medios locales, al menos tres manifestantes fueron abatidos por disparos de las nuevas fuerzas de seguridad. La prensa también fue objetivo de los islamistas y los periodistas que intentaban grabar imágenes del cambio de bandera fueron golpeados.

En Khost, al sureste del país, también hubo movilizaciones y en las redes sociales se difundieron imágenes en las que se podían ver a cientos de personas en las calles.

El otro punto de oposición a los islamistas llegó desde la provincia del Panjshir, cuna del mítico Ahmed Shah Masud, apodado el León de Panjshir y un auténtico héroe nacional que fue asesinado dos días antes del 11S. En ese valle de difícil acceso el vicepresidente del Gobierno depuesto, Amrullah Saleh, hizo un llamamiento a la resistencia armada y dijo que, tras la huida de Ashraf Ghani, él es el nuevo presidente legítimo de acuerdo con la Constitución.

Aunque los talibanes tratan de difundir estos primeros días una imagen amable del movimiento, la incertidumbre es enorme y el aeropuerto internacional Hamid Karzai se ha convertido en la única vía de salida segura del país. Las tropas estadounidenses controlan las pistas y en las últimas 24 horas han salido del país 5.000 diplomáticos, personal de seguridad y trabajadores humanitarios. El exterior está bajo control talibán y a lo largo de la jornada tuvieron que disparar al aire en varias ocasiones para intentar contener a los cientos de personas que hacen cola a la espera de la llamada salvadora que les permita embarcar en alguno de los vuelos militares.

Los insurgentes aclararon que «no tenemos intención de herir a nadie» y culparon de la situación al «caótico plan de evacuación» de las fuerzas extranjeras. Al menos 17 personas resultaron heridas en las avalanchas humanas que se formaron en los aledaños del aeródromo. 

Miedo y falta de confianza

En las calles de Kabul, de donde llegan cada día imágenes de talibanes comiendo helados, en el gimnasio o en autos de choque, se respira una aparente normalidad. A. N. es uno de los afganos que espera la llamada de la Embajada de España para ser evacuado. Vive días de «miedo, mucho miedo porque se pueden vengar por mi trabajo con tropas extranjeras.

«Yo, además, escribo libros y seguro que su contenido no le gusta al Emirato por lo que debo salir lo antes posible». Su familia permanece en casa, pero él sale a la calle y confiesa que «en estos primeros días se muestran flexibles, al menos en Kabul. No hay obligación de dejarse barba, ponerse el burka o de no poner música, pero por si acaso no nos afeitamos, nuestras mujeres se cubren con el burka y nadie pone música. No sabemos cómo serán las nuevas normas, pero sabemos como fueron entre 1996 y 2001».

La falta de confianza de algunos afganos en el cambio de actitud que aparentan los talibanes contrasta con la opinión del jefe del Estado Mayor de la Defensa de Reino Unido, el general Nick Carter, quien en declaraciones a la cadena BBC pidió «ser paciente con ellos, contener nuestros nervios y darles tiempo para formar gobierno. Puede que estos talibanes sean distintos a los que recordamos de los años noventa». Una afirmación más fácil de realizar a miles de kilómetros de Kabul, que cuando uno espera con miedo una evacuación por su colaboración con las fuerzas de la OTAN, hoy fuera del país. 

Mujeres, a la espera

La situación de la mujer en el Emirato es uno de los temas que más preocupa a los organismos de derechos humanos. Los talibanes aseguraron que respetarían sus derechos dentro de los márgenes de la sharia (ley islámica), pero con la interpretación rigorista que hacen de la misma se teme un regreso a lo vivido en la etapa anterior de su mandato. Fatana Gailani, responsable del Afghanistan Women Council, ofreció una entrevista al canal Al Yazira en el que pidió a los nuevos mandatarios que hagan público «su programa de futuro respecto a las mujeres». La veterana activista, uno de los rostros más conocidos por su lucha por los derechos de la mujer, aseguró «no tener miedo», pero exigió saber «qué tipo de sharia van a imponer. Somos mujeres musulmanas, no tememos a esta ley, pero queremos saber qué pasará con nuestros derechos». Esto, como el resto del programa talibán, es una incógnita que se resolverá con el paso de los días. Por lo pronto, Shabnam Dawran, la periodista que apareció el martes entrevistando a un líder talibán, no pudo asistir este miércoles al trabajo.

Ghani se refugia en los Emiratos Árabes, mientras Karzai negocia con los talibanes 

Tras varios días en paradero desconocido, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) informó este miércoles de la llegada de Ashraf Ghani y su familia. El Ministerio de Exteriores informó de que acogen al presidente afgano «por razones humanitarias». Ghani huyó del palacio presidencial el domingo, cuando los talibanes llegaron a las puertas de Kabul. El primer mensaje que envió el exdirigente fue para justificar su decisión diciendo que con su salida trató de «evitar un baño de sangre». Admitió que «los talibanes ganaron por las armas y son desde ahora los responsables del honor, del control y de la preservación del país». En su país la imagen de Ghani es la de un traidor que escapó tan solo 24 horas después de decir en un discurso a la nación que resistiría hasta el final. Mintió.

Karzai y Abdulá

El vacío de poder lo han llenado los talibanes, pero también se han quedado dos líderes de estas dos últimas décadas como Hamid Karzai, presidente entre el 2001 y el 2014, y Abdulá Abdulá, jefe negociador. Ambos tratan estos días de tender puentes con los talibanes y mantuvieron su primera reunión con Anas Haqqani, líder de la temida red Haqqani autora de algunos de los más brutales atentados. El objetivo de Karzai y Abdulá es formar parte de lo que denominan un «gobierno inclusivo», aunque está en el aire conocer la predisposición de unos talibanes que son los únicos con fuerza sobre el terreno. La victoria talibán se ha convertido en un reclamo para otros movimientos islamistas en todo el mundo y aunque en estos primeros días lanzan mensajes conciliadores, el país podría convertirse de nuevo en un santuario para islamistas radicales.