Sin embargo, Cummings atribuyó el grueso de los errores al ministro de Salud, Matt Hancock, de quien dijo que es «un mentiroso que debería haber sido despedido ya al menos en 15 o 20 ocasiones». Le responsabiliza de propagar el virus en las residencias al trasladar a geriátricos a ancianos que estaban en los hospitales, sin examinarlos antes. Pese a los intentos de Downing Street de ignorar las acusaciones, estas no solo han dado numerosos titulares a la prensa, sino munición a la oposición.