El conservador Lasso derrota al correísmo por primera vez en 14 años en Ecuador

Héctor Estepa LIMA | E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Guillermo Lasso celebra con su mujer su victoria en las presidenciales de Ecuador
Guillermo Lasso celebra con su mujer su victoria en las presidenciales de Ecuador Reuters

Se impuso a Andrés Arauz, el delfín del expresidente Rafael Correa, pero tendrá que gobernar con un Congreso dominado por los progresistas

12 abr 2021 . Actualizado a las 22:10 h.

Guillermo Lasso dio este domingo la sorpresa y ganó las elecciones presidenciales de Ecuador. El banquero conservador, que se metió in extremis en la segunda vuelta electoral, infringió al correísmo la primera derrota electoral en casi tres lustros, pero tendrá ahora que gobernar con un congreso de amplia mayoría progresista.

«Es un día histórico. Probamos que los ecuatorianos creemos en la democracia y en la libertad», señaló Lasso, tras imponerse en las urnas con el 52,49 % de los votos, unos 430.000 sufragios más que los registrados por el joven economista Andrés Arauz, delfín del expresidente Rafael Correa, sobre el que ha pivotado esta elección. Casi la totalidad de las encuestas daban como favorito al político progresista, pero los sondeos en los días previos a la cita con las urnas ya comenzaron a mostrar un Lasso con posibilidades.

El resultado deja una profunda paradoja: un conservador gobernará un país que apostó decididamente por las diferentes tendencias progresistas en la primera ronda de las presidenciales y en las legislativas, otorgando a la izquierda casi el 70 % de los votos. Pero estas elecciones se habían convertido en un plebiscito sobre la figura de Correa. Dentro de la izquierda hay numerosas voces que critican al expresidente y que acabaron optando por apoyar a Lasso simplemente para que no fuese elegido su delfín.

Aunque buena parte del progresismo ve con buenos ojos la obra social dejada durante los diez años de revolución ciudadana del correísmo, muchos también critican al líder del movimiento por autoritario. «El modelo correísta coartó las libertades en el país. Cooptó las diferentes instancias de poder y manejó mal los fondos públicos. Pero, lo más preocupante, es como nos dividió, con un discurso de fractura y de odio durante prácticamente 14 años», definió, en declaraciones a la BBC, el centroizquierdista Xavier Hervas, cuarto en la primera vuelta de febrero, y que apostó por Lasso en la segunda vuelta.

Voto nulo indígena

Decisivos fueron también los votos de quienes apoyaron al líder indígena Yaku Pérez, tercero en la primera ronda. El movimiento de los pueblos originarios pidió el voto nulo. Eligieron esa opción 1,7 millones de votantes, pero existió también un significativo trasvase hacia Lasso, definiendo la elección. El movimiento indígena es el principal ganador del conjunto del proceso electoral. Contará con 27 de los 137 diputados de una Asamblea Nacional donde el progresismo será mayoría, con 49 legisladores correístas y 18 de la Izquierda Democrática de Hervas, que pondrán muy difícil la gobernabilidad a un Lasso cuyo partido apenas consiguió 12 escaños.

«Sinceramente creíamos que ganábamos, pero nuestras proyecciones eran erradas», admitió Correa cuando conoció los resultados. «Solo le pido a Lasso que cese el lawfare, [guerra judicial] que destruye vidas y familias», reclamó el expresidente, condenado a ocho años de prisión por cohecho, que se considera un perseguido político y judicial, defendiendo su inocencia.

El correísmo no fue capaz de aglutinar a una izquierda que fue mayoría a las urnas y entra ahora, según expresó la dirigencia, en un período de reorganización, ante un Lasso que iniciará el mes que viene su andadura presidencial.

A la tercer fue la vencida para Lasso

Guillermo Lasso (Guayaquil, 1995) emprendió su aventura electoral en el 2012, con el objetivo de derrotar al correísmo. No pudo hacerlo en sus dos primeras intentonas, contra el mismo ex-presidente Rafael Correa, en el 2013, y cuatro años más tarde contra el ahora mandatario Lenin Moreno.

El líder electo ecuatoriano es el último de 11 hermanos de una familia de clase media. Su padre no pudo costearle los estudios y, a los 15 años, y consiguió un trabajo en la Bolsa de Valores para poder seguir educándose.

Empezó unos estudios de economía, que no terminó, pero su carrera en las finanzas fue meteórica, llegando a convertirse en presidente del Banco de Guayaquil, una de las mayores entidades del país, ocupando el cargo durante 20 años.

En 1999 se convirtió, durante 37 días, en superministro de Finanzas del fallido presidente Jamil Mahuad, que acabó dolarizando la economía del país tras una grave crisis económica. Lasso está marcado para muchos de sus detractores por su paso por ese Ejecutivo en un momento trágico de la historia ecuatoriana.

El presidente electo prometió reducir el interés de los préstamos, crear dos millones de empleos, aumentar el sueldo mínimo desde 400 dólares a 500 dólares, defender la igualdad salarial por sexo y también a fortalecer la legislación ambiental.

Tiene por delante grandes retos. La economía ecuatoriana cayó un 7,8 % en el 2020. La crisis ha dejado a 32 de cada 100 ecuatorianos en situación de pobreza y una acuciante necesidad de financiación para las arcas públicas.