Venezuela afronta unas elecciones cuestionadas y una consulta sin efecto

pedro garcía otero VENEZUELA / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Fotografía cedida por Prensa de Miraflores que muestra a la primera dama y candidata a diputada de la Asamblea Nacional, Cilia Flores (izq), y a los candidatos, Iris Varela (2-izq), Javier Bertucci (2-d) y Bernabé Gutiérrez (d), mientras participa en un debate de candidatos, en Caracas (Venezuela)
Fotografía cedida por Prensa de Miraflores que muestra a la primera dama y candidata a diputada de la Asamblea Nacional, Cilia Flores (izq), y a los candidatos, Iris Varela (2-izq), Javier Bertucci (2-d) y Bernabé Gutiérrez (d), mientras participa en un debate de candidatos, en Caracas (Venezuela) Palacio de MIraflores | EFE

Los venezolanos están convocados el domingo a comicios parlamentarios

30 nov 2020 . Actualizado a las 09:04 h.

El asesinato de Waldo Santeliz, en Santa Isabel, estado Trujillo, es quizás el único y, también, el más cruel incidente de una campaña electoral para los comicios parlamentarios que se celebrarán el domingo 6 de diciembre en Venezuela, en medio de la indiferencia de la población, que no siente que representen una oportunidad democrática, y en la que todo está cantado para que gane el partido de Nicolás Maduro, aun siendo minoría en el país.

Santeliz, candidato a diputado por el partido Primero Venezuela, fue supuestamente asesinado por órdenes de Michel Duque, el aspirante del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela, según denunció el secretario de la formación de Santeliz, José Brito, un diputado y militante de Primero Justicia (PJ) que montó tienda aparte con un partido «de imitación» con logotipo muy parecido al de PJ tras ser acusado de recibir sobornos del chavismo para favorecer al empresario colombiano Alex Saab.

Según Brito, Duque había amenazado supuestamente a Santeliz y le había «prohibido» hacer campaña en su circuito. En el momento de ser asesinado, Santeliz se encontraba con Conrado Pérez, otro de los «opositores» investigados durante el año pasado y execrados de sus partidos, en este caso, de Voluntad Popular.

El partido de Leopoldo López y Juan Guaidó también aparece en la papeleta electoral de los comicios -cuestionados por la oposición venezolana, la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea- porque el Tribunal Supremo de Justicia concedió a Conrado Pérez la secretaría general y los símbolos del partido hace tres meses.

Repitió el modus operandi con los históricos Acción Democrática y Copei, que ahora responden a dirigentes políticos afines a Nicolás Maduro.

«Desde un punto de vista simbólico, en este 2020 el tarjetón electoral en Venezuela puede dar la idea de que hay una presencia diversa de organizaciones políticas (...) Es un asunto no de legitimidad, sino de control. Tomar el control de la Asamblea Nacional, con una imagen pública de que esto se generó gracias al voto, es el tema central», señala el Centro de Estudios Políticos de la UCAB, la universidad privada más importante del país, gestionada por la Compañía de Jesús.

Los estudios de opinión apuntan a que solo concurrirá entre 14 % y 22 % del padrón electoral a unos comicios en los que, el chavismo elevó en dos tercios el número de diputados, bajo el argumento de aumentar «la representación proporcional de las minorías», pero sin modificar antes la Constitución, que fija férreamente el número de un diputado por cada 1,1 % de la población.

Con todo ese escenario, el chavismo está preparado para una victoria total. «No debemos temer a ganar todos los circuitos», declaró su número dos, Diosdado Cabello. Por su parte, la vicepresidenta Delcy Rodríguez afirmó recientemente: «No nos importa si no nos reconoce la comunidad internacional».

Consulta opositora desesperada

Despojados de sus símbolos y con la mayoría de sus dirigentes en prisión, en el exilio o inhabilitados políticamente por medidas administrativas, los partidos opositores han propuesto, mientras tanto, a través de la actual Asamblea Nacional que controlan, la celebración de una consulta popular, un referendo, con tres preguntas.

La oposición propone un boicot total a las elecciones del 6 de diciembre y que la gente no salga de sus casas. Pretende que el referendo presencial se celebre el siguiente sábado, día 12, aunque desde el 5 se puede votar electrónicamente para permitir el voto de la diáspora venezolana, estimado en un mínimo de 5,5 millones de personas sin derecho a sufragio en las parlamentarias convocadas por Maduro.

Se estima que un 40 % del padrón electoral concurrirá a la consulta, que preguntará sobre la autorización al Parlamento para convocar a unas nuevas elecciones presidenciales y parlamentarias y sobre la pertinencia de la ayuda internacional para desalojar al régimen de Maduro.

Guaidó, quien se encuentra en campaña para la consulta, ha anunciado que no dejará Venezuela después de las elecciones en las que se elegirá un nuevo Parlamento y en las que en teoría perderá su inmunidad, a pesar de que su entorno ha sido desmantelado a fuerza de persecución, exilio y prisión. El temor de la oposición es que el próximo año sea imposible hacer política dentro de Venezuela y deba trasladarse, como en el caso cubano, completamente al exterior.

Claves de una votación atípica y no reconocida

h. pereira

Venezuela celebrará sus elecciones más cuestionadas en lo que va de siglo. El mayor número de aspirantes a diputados de la historia se disputarán el más grande número de escaños y, aun así, el proceso es señalado de fraudulento. Estas son algunas claves:

El tablero. Unos 14.400 aspirantes se disputan 277 escaños, 110 más que en las últimas parlamentarias. Un total de 107 formaciones postularon candidatos, 36 de las cuales son organizaciones políticas nacionales y el resto, partidos locales, regionales o con representación, únicamente, en una zona determinada.

La oposición. Los partidos más grandes contrarios al chavismo participarán en las elecciones con directivas impuestas, tras ser intervenidas las originales por el Supremo y nombrar sustitutos para los líderes tradicionales, que habían decidido no concurrir a estos comicios.

El reconocimiento. Ni la OEA ni UE, al igual que el grueso de la oposición venezolana y diversos sectores ciudadanos, reconocerán los comicios porque no pueden ser vistos como democráticos.

La pandemia. 20.710.421 venezolanos están llamados a votar en medio de la pandemia por el covid-19, que hasta ahora ha infectado a unas 100.000 personas, de las cuales, al menos, 880 fallecieron. El árbitro electoral asegura que el proceso se realizará con todas las medidas biosanitarias, la misma promesa efectuada para la campaña y que se está incumpliendo reiteradamente.

La crisis. Los ciudadanos acuden por vigésima quinta ocasión en lo que va de siglo a las urnas, solo que esta vez el 96 % de la población está en la pobreza.