Las claves del primer duelo Trump-Biden

Por Mark Z. Barabak, Melanie Mason LOS ANGELES TIMES

INTERNACIONAL

BRIAN SNYDER | Reuters

Fue un debate escabroso de los que no suelen cambiar opiniones, sino enconarlas

02 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En resumen: fue espantoso. El primer debate entre Donald Trump y Joe Biden fue un espectáculo escabroso. Por lo general, en lugar de cambiar la mentalidad, los debates ruidosos y descarrilados como este endurecen las opiniones. Se necesitarán días, y bucles de reproducción interminables, para conocer el impacto real del combate que tuvo lugar en Cleveland. Estas fueron algunas de las claves:

Trump, indiferente

Intimidó. Fanfarroneó. Habló por encima de Biden y del moderador, Chris Wallace. Lo poco preparado que parecía estar fue para él un motivo de orgullo. Hacer su trabajo era entrenamiento suficiente, dijo, pero sobre el escenario dio la sensación de que no era así y se hizo patente su presunción y su falta de preparación.

Sin embargo, Trump nunca ha sido un polemista convencional. No se ajusta a la tiranía de los cronometradores, a los estándares de cortesía o a las habilidades sociales. Interrumpió repetidamente a Biden, pinchándolo con insultos personales e ignorando los esfuerzos de Wallace por controlarlo para que al menos respondiera de manera superficial a las preguntas formuladas.

En resumen, fue una actuación clásica de Trump, que sin duda emocionó a sus partidarios, pero probablemente hizo poco para ampliar el apoyo mucho más allá de su base incondicional.

Joe, no tan adormecido

Durante más de un año, Trump se ha burlado de su rival llamándolo Sleepy Joe y pintándolo como un tonto apenas consciente. Las acusaciones hiperbólicas proyectadas sobre Biden le pusieron el listón tan bajo que fácilmente lo superó. Si bien tropezó a veces con las frases o soltó oraciones difíciles de manejar, no tuvo ningún lapso importante que pudiera alimentar los cuestionamientos sobre su competencia.

Trump, intuyendo quizá esto, intentó cambiar de rumbo en el último minuto y, sin evidencias, dijo antes del debate que Biden estaba usando drogas para mejorar el rendimiento, o un auricular para recibir ayuda fuera del escenario, todo para explicar una actuación aguda del demócrata.

Burlas de colegio

La descarga de desprecios e insultos entre los candidatos parecía a veces más apropiada para un patio de juegos que para un escenario de debate. «No hay nada inteligente en ti», le dijo Trump a Biden, en alusión al rendimiento académico de su rival. Biden, aunque con menos frecuencia, también hizo comentarios cortantes. «Eres el peor presidente que ha tenido Estados Unidos», le dijo Biden a Trump, para más tarde llamarle «payaso».

Tras un intercambio particularmente desagradable en el que Trump menospreció al hijo de Biden, Hunter, y su adicción a las drogas en el pasado, el moderador parecía desesperado por volver a algo parecido a un debate político. «Creo que el pueblo estadounidense prefiere escuchar sobre temas importantes», dijo.

La devolución de las declaraciones de impuestos

Si bien ha sido objeto de interminables especulaciones y litigios, Trump ha logrado mantener los detalles de sus declaraciones de impuestos fuera de la vista del público. Luego, el New York Times lanzó una bomba, solo 48 horas antes del debate. Su investigación mostró una complicada red de pérdidas comerciales, deudas personales y cancelaciones de impuestos, pero Wallace se centró en una conclusión clave: cuánto pagó Trump en impuestos federales sobre la renta.

«Millones de dólares», respondió el presidente. Esa respuesta estaba en desacuerdo con el informe del New York Times, que decía que solo pagó 750 dólares en el 2016 y 2017 y cero antes.

«Muéstrenos sus declaraciones de impuestos», intervino Biden. Trump replicó que lo haría «tan pronto como estén terminadas», aparentemente en referencia a una auditoría en curso. Aunque no hay ninguna razón que le impida entregar los documentos. Trump dijo que, como cualquier empresario, buscaba formas de pagar menos impuestos. Lo que le dio a Biden una oportunidad para criticar el código tributario actual, en el que un maestro pagaría más que un multimillonario como Trump.

De la acusación sobre el covid a la disputa del Supremo

La pandemia del covid-19, que ha matado a más de un millón de personas en todo el mundo y ha terminado con la vida como la conocíamos, envolvió el debate entre los candidatos. Biden atacó a Trump pronto y a menudo, haciéndolo personalmente responsable de los más de 200.000 estadounidenses que han muerto hasta el momento, el 20% del total mundial. «El presidente no tiene ningún plan», afirmó el demócrata. «Él entró en pánico».

Trump no quiso asumir nada de eso, acusando a China de desatar el virus en el mundo y sugiriendo que el número de víctimas sería mucho mayor si Biden hubiera estado a cargo. Cuando la gripe H1N1 golpeó EE.UU. a principios de la Administración Obama «ustedes fueron un desastre», indicó Trump. «14.0000 murieron», respondió Biden. «No cerramos la economía», replicó.

El coronavirus se impuso incluso antes de iniciarse el debate. No hubo apretón de manos y los candidatos se separaron cuidadosamente a la distancia prescrita. Tampoco una gran audiencia en el estudio para abuchear y animar, privando a Trump de la descarga de adrenalina que siente ante una multitud de seguidores.

Pero si la pandemia mundial y recesión económica no fueran suficientes en esta campaña, la muerte de la jueza del Tribunal Supremo Ruth Bader Ginsburg y los esfuerzos vertiginosos de los republicanos para llenar su escaño inyectaron aún más drama. Extrañamente, ambas partes creen tener la ventaja política.

Trump estaba ansioso por unir a los republicanos con su elección de la jueza del tribunal de apelaciones Amy Coney Barrett, ayudante del fallecido juez Antonin Scalia. «Tenemos una nominada fenomenal».

Mientras tanto, Biden aprovechó la oportunidad para advertir sobre la amenaza que, cree, posará Barrett sobre la Ley de Cuidado de Salud Asequible y sobre los derechos al aborto. Ese argumento podría encender tanto a los liberales como a los independientes que desconfían de un tribunal superior ultraconservador.

Tras subrayar que los comicios ya están en marcha, Biden indicó que la vacante debería seguir abierta hasta que los votantes opinen. «El pueblo estadounidense debería hablar», dijo exhortando a la audiencia a ir a las urnas. «Vota y hazles saber a tus senadores lo fuerte que te sientes».

© 2020 Los Angeles Times. Distribuido por Tribune Content Agency. Traducción, Lorena Maya