La rabia contra el refugiado se desata en la isla de Lesbos

Leticia Álvarez LESBOS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

En Moria, el mayor centro de acogida de refugiados de la UE, viven 19.225 personas en condiciones de insalubridad y hacinamiento
En Moria, el mayor centro de acogida de refugiados de la UE, viven 19.225 personas en condiciones de insalubridad y hacinamiento DIMITRIS TOSIDIS | Reuters

La tensión crece en la frontera greco-turca con un Erdogan que amenaza con la llegada de millones de refugiados

03 mar 2020 . Actualizado a las 08:40 h.

«Fuera de aquí. Llamaremos a la policía», grita un hombre mientras zarandean a todo el que intenta llegar al campo de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos. Llegada la noche una turba de moteros vestidos de negro salen a patrullar la zona para cerrar el paso al campo donde permanecen más 20.000 solicitantes de asilo en condiciones inhumanas. La situación degenera día a día en la última frontera europea: tras la suspensión durante un mes del derecho al asilo a aquellos que entren en Grecia, se une el inicio hoy de maniobras militares con armamento pesado en el Egeo oriental.

Los episodios de rabia y violencia causan estupor entre los propios vecinos de Lesbos. «La situación esta tensa», avisaban los locales. «Ha cambiado mucho esta isla en los últimos años», explica una joven recepcionista mientras escuchaba asombrada el miedo que recorre la isla. Varios activistas fueron agredidos por segundo día consecutivo.

A media tarde, cientos de refugiados lograban evitar el bloqueo y se dirigían hacia el puerto para intentar dejar la isla. En su intento de escapar fueron detenidos por la policía que evitó una confrontación directa con los grupos de civiles que merodean por la zona en protesta por lo que consideran un chantaje del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.

Desde lejos se oían gritos y sirenas de ambulancias, además de un helicóptero sobrevolando la isla supuestamente por las maniobras militares anunciadas por el mando militar griego. Como resultado las oenegés internacionales estudiaban anoche parar sus actividades por un tiempo ante el aumento de agresiones.

Una situación que pone en peligro a las decenas de miles de solicitantes de asilo atrapados en las islas griegas. Por si fuera poco, el número de llegadas se ha quintuplicado en las últimas horas y ya se ha cobrado la primera víctima, una niña murió ahogada tras volcar el bote en el que viajaba con su familia y otras 50 personas ante las costas de Lesbos.

En el resto de la frontera que comparte Grecia y Turquía dibujada por el río Evros la situación no es mucho mejor. La policía griega asegura que ha impedido la entrada al país a más de 24.000 personas. Este martes, el primer ministro griego, Kiriakos Mitsotakis, viaja a la zona acompañado por los dirigentes de las instituciones de UE, Charles Michel, Ursula von der Leyen y David Sassoli, después de suspender durante un mes el derecho de petición de asilo contemplado en la Convención de Ginebra. Una decisión criticada por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), que mantiene que esa medida no tiene ninguna base legal. Sin embargo, los primeros detenidos por cruzar ilegalmente la frontera terrestre greco-turca se enfrentan a condenas de cuatro años de cárcel y una multa de 10.000 euros.

El pulso que mantiene Turquía con Grecia y la Unión Europea amenaza con poner en peligro el acuerdo migratorio firmado entre ambos en el 2016 y está colapsando la última frontera de Europa. El chantaje de Erdogan de enviar al Viejo Continente a los más de 3,7 millones de migrantes que permanecen en su país viene después de que 36 de sus militares murieran en un bombardeo de las fuerzas sirias en Idlib, el último gran bastión de los grupos rebeldes y yihadistas. «Ya son cientos de miles los refugiados que se dirigen a Europa. Pronto se contarán por millones», advirtió este lunes Erdogan. Y lanzó un mensaje a los países europeos: «También vais a compartir la carga».