Putin y Macron dejan en evidencia sus desacuerdos antes de la cumbre del G7

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

El presidente ruso, Vladimir Putin, y el francés Emmanuel Macron, en el sur de Francia
El presidente ruso, Vladimir Putin, y el francés Emmanuel Macron, en el sur de Francia GERARD JULIEN

El líder ruso dijo que quiere evitar chalecos amarillos en su país al ser preguntado por la represión de opositores

20 ago 2019 . Actualizado a las 09:02 h.

Emmanuel Macron recibió ayer a Vladimir Putin en el fuerte de Brégançon, su residencia veraniega a orillas del Mediterráneo. Su objetivo era establecer un «diálogo de confianza, franco y exigente» con el dirigente ruso. Era también una forma de implicar a su homólogo en las discusiones de la cumbre del G7 que se celebra en Biarritz a partir del sábado y de la que Rusia está excluida desde que se anexionó Crimea.

El jefe del Kremlin llegó con un ramo de flores en la mano y se lo entregó a la esposa del presidente galo, Brigitte Macron. Todo comenzó con sonrisas, palmadas en la espalda, y una conversación animada. Un ambiente distinto de la tensión que se respiró en Versalles, en el 2017, en su primer cara a cara. Como definió Laurent Joffrin, director de Libération, el encuentro era para Macron la oportunidad de «hablar en un marco íntimo con un enemigo declarado», puesto que Putin no oculta su voluntad de debilitar a la UE y seguir con su anexión de Crimea y su apoyo sin fisuras a Bachar al Asad. 

Siria, Ucrania, Libia e Irán fueron los temas claves del encuentro que fue precedido por una rueda de prensa. Putin comentó que hablarían de sus contactos con el nuevo presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. «Hay cosas que son dignas de discusión y que provocan un optimismo prudente», afirmó el líder ruso después de que Macron se refiriera a esos contactos como un «verdadero cambio de situación» que permita «en las próximas semanas» una nueva cumbre en el formato Normandía (Rusia, Francia, Alemania y Ucrania).

Sobre el apartado sirio, las diferencias parecían todavía más palpables. Mientras el presidente francés exigió de forma «imperiosa» que se respete el alto el fuego que se decidió en Sochi, Putin se limitó a decir que ellos apoyarán «los esfuerzos del Ejército sirio para eliminar las amenazas terroristas en Idlib».

Las amabilidades entre ambos terminaron cuando se les preguntó por las detenciones a raíz de las manifestaciones de la oposición en Moscú. Putin respondió que puede manifestarse todo aquel que lo haga de forma «pacífica», y dentro de «un marco legal», y añadió que quieren evitar «una situación como la de los chalecos amarillos» en Francia. Macron respondió de inmediato que «no pueden compararse cosas que no son comparables», porque en Francia los que se manifestaron «se presentaron libremente a las elecciones».