Los correligionarios de Merkel le tienden la mano

patricia baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

26 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Un día después de la reunión que mantuvieron en Bruselas los mandatarios de 16 países europeos, la cúpula de la Unión Cristianodemócrata (CDU) cerró filas en torno a la canciller alemana, amenazada por su socio más a la derecha, la CSU bávara, con romper la coalición de Gobierno por diferencias en política migratoria. A lo largo de esta semana se va a intentar avanzar hacia la protección de las fronteras exteriores de la UE y la firma de acuerdos bilaterales para la acogida de refugiados expulsados, explicó ayer Annegret Kramp-Karrenbauer, secretaria general de la CDU.

«Si tomamos decisiones en solitario es muy probable que Italia abandone el acuerdo de Dublín y no registre más inmigrantes, con lo que a la postre tendríamos más demandantes de asilo que antes», advirtió el primer ministro de Renania-Westfalia y miembro de la CDU. Armin Laschet se refería así al plan maestro con el que el ministro alemán del Interior y líder socialcristiano bávaro, Horst Seehofer, busca expulsar de Alemania a todos aquellos que hayan entrado al continente por otros países. Algo que Merkel rechaza, ya que solo serviría para trasladar la crisis de un Estado a otro. Ante las elecciones de Baviera, que serán en octubre, Seehofer ha derechizado su discurso con el fin de robarle votos al xenófobo AfD.

Por ello, le ha dado un ultimátum a la jefa de la bancada conservadora: o llega a un acuerdo con la UE en la cumbre del 28 y 29 en Bruselas para reducir la cifra de llegadas, o empezará a ejecutar las expulsiones en la frontera de forma unilateral. De cumplirse, el ultimátum implicaría que la canciller se vería obligada a destituir a Seehofer como ministro del Interior, con lo que la CSU saldría del Ejecutivo, quedando así rota su histórica hermandad de 69 años con la CDU, y lo que es peor, la gran coalición.

Encuesta

Ambos partidos tienen previsto reunirse hoy para tratar de acercar posturas. También con su tercer socio de Gobierno, el SPD, cuya presidenta Andrea Nahles lamentó que «algunos solo estén pensando en los comicios regionales». Entretanto, según un sondeo demoscópico del instituto Forsa difundido ayer, el 43 % de los electores bávaros están satisfechos con el trabajo de Merkel, frente al 37 % que valoran positivamente a Seehofer. Asimismo, hasta el 75 % de ellos insisten en que hay cuestiones más importantes que la política migratoria.