Joan Tubau: «Hoy los países del Consejo de Seguridad bombardean de forma indiscriminada»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

INTERNACIONAL

Kate Nolan

El director general de Médicos Sin Fronteras asegura que Yemen es actualmente uno de los contextos más complicados para la acción humanitaria

22 ene 2018 . Actualizado a las 11:25 h.

Hambruna, enfermedades, un brote de cólera y un conflicto militar recrudecido en el 2015 con un bloqueo por parte de Arabia Saudí. Yemen es uno de los países donde la ayuda humanitaria es más complicada. De ello hablará Joan Tubau, director general de Médicos sin Fronteras, en una conferencia organizada por la Fundación Araguaney-Puente de Culturas en Santiago.

-¿Por qué se ha agravado el conflicto de Yemen?

-Yemen vive hoy una guerra en la que están involucrados diversos actores y ejércitos extranjeros, como es el caso particular de Arabia Saudí. Básicamente enfrenta a los hutíes, una secta en el sentido estricto, en una guerra prácticamente abierta con los diversos representantes del Gobierno yemení y con una coalición de fuerzas yemeníes apoyadas por Estados extranjeros. Es una guerra cruda en la que los diversos contendientes hacen muy poco por respetar el bienestar, la salud y la seguridad de la población civil. No solo hay consecuencias directas con bombardeos y combates, sino indirectas, en un país que ya era el más pobre y vulnerable de Arabia.

-¿No respetan ni los hospitales?

-Hemos tenido problemas muy agudos porque hospitales nuestros y de otras organizaciones, incluso del Ministerio de la Salud yemení, han sido atacados en el pasado. Hace meses que no pasa eso y esperamos que no se vuelva a producir. Pero tenemos muchísimas otras dificultades sobre el terreno debido a las restricciones que ponen unos y otros.

-¿Es Yemen el país en el que MSF tiene hoy más problemas?

-Desgraciadamente, es difícil medir esto, pero Yemen está sin duda en el top five, entre los cinco contextos más difíciles hoy para la acción humanitaria, y de hecho hay muy poca presencia, salvo la de Médicos sin Fronteras y la Cruz Roja internacional. Pero no es el único, lamentablemente, no olvidemos que Siria continúa siendo un contexto imposible, en el que no podemos operar sobre el terreno con personal internacional, solo a través de organizaciones locales o compañeros sirios. En el sur de Sudán la guerra es cruenta y no respeta en absoluto a la población civil de un bando ni del otro, ni a las organizaciones que pretendemos llevar algo de alivio y dignidad a la población. El Congo continúa siendo un lugar en el que estamos siendo constantemente sometidos a presión y ataques. Yemen es hoy el paradigma con Siria, pero desgraciadamente no es el único. Probablemente la discusión es si hay algún conflicto en el que los actores armados respeten a la población civil y a las organizaciones independientes y neutrales que están ahí con el único objetivo de aliviar el sufrimiento de la gente, y la respuesta es muy pesimista. 

-¿Se han perdido las reglas de juego en los conflictos armados?

-Es difícil decir que la situación es objetivamente peor y pensar en una guerra en la que se hayan respetado de forma sustancial. Pero lo que está pasando hoy es que al menos en términos éticos, políticos y éticos la situación es preocupante. Hace diez años hubiéramos dicho que la tendencia es que las guerras tienen reglas, que los civiles se respetan, que los hospitales no se bombardean y que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas vela para al menos legal, política y éticamente defender estos marcos. A día de hoy es difícil, probablemente estamos en la situación contraria. Hoy son los países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU los que llevan a cabo estos bombardeos indiscriminados, Rusia en Siria o el Reino Unido con su apoyo a los bombardeos saudíes en Yemen. Se está deconstruyendo un marco de principios que eran legales, éticos, morales y políticos, y lo están haciendo aquellos que los esgrimieron en los últimos 20 años.

-¿Somos una sociedad anestesiada?

-No lo sé, es relativamente comprensible que no estemos constantemente recordándonos el nivel de violencia y sufrimiento del que somos capaces. Me gustaría poner en valor la generosidad de la sociedad civil en el mundo y en España. La sociedad española es extraordinariamente consciente y comprometida, y generosa con organizaciones como la nuestra en la que confían. No tanto sus Gobiernos, Administraciones y políticos, pero sí su gente.

-La misma conclusión podría aplicarse al resto de los países.

-Sí, lo que nosotros y otras organizaciones hacemos sobre el terreno lo hacemos con modestia porque en la mayoría de estos conflictos son los vecinos, comunidades y familias los que paran gran parte del golpe. Son ellos los que expresan en primera instancia la solidaridad y la conciencia por el sufrimiento de sus vecinos y sus familiares.