Los Corleone ya pueden buscar capo

María Signo ROMA / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

FRANCO CUFARI | EFE

El aspirante Denaro lleva 24 años en la clandestinidad pero nunca logró el respaldo del fallecido Totó Riina

18 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La muerte de Salvatore Totó Riina abre un vacío de poder al frente de Cosa Nostra, la organización criminal de la que ha sido capo del capi hasta el último momento, y que nadie se había atrevido a llenar a pesar de que llevaba en la cárcel desde 1993. Pero no hay que llamarse a equívoco. Rosy Bindi, la presidenta de la comisión parlamentaria antimafia, no tiene dudas de que la muerte de la Belva (la Bestia) «no es el fin de la mafia».

Se ganó el apodo por sembrar el terror durante 20 años, con más de 150 asesinatos a sus espaldas. Entre sus víctimas se cuentan los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, así como el gobernador de Sicilia Piersanti Matarella, hermano del actual presidente de la República italiana. Sin embargo, el crimen que realmente mostró su ausencia de alma fue el secuestro y asesinato del pequeño Giuseppe Di Matteo, hijo de un arrepentido, después de dos años de cautiverio. Un currículo de sangre que está acompañado por la, no se sabe si más escalofriante, falta de arrepentimiento a pesar de las 26 cadenas perpetuas a las que fue condenado. «Se llevó muchos secretos con él», comentó a la prensa Giuseppe Costanza, el conductor de Falcone y el único que sobrevivió al atentado.

El papa Francisco impone a la Iglesia italiana que no se celebre un funeral público Enfermo de cáncer desde hace unos años, el tribunal de Vigilancia Penitenciaria le había negado la excarcelación en julio. En sus últimos días en el hospital para presos en Parma, el ministerio de Justicia autorizó la visita de su mujer, Ninetta Bagarella, y de tres de sus hijos (el cuarto, Giovanni, cumple cadena perpetua). Una de sus hijas, Concetta, publicó en su página de Facebook la foto de una joven con el dedo sobre los labios con la inscripción «shhhh». El funeral será privado porque la conferencia episcopal italiana, siguiendo las indicaciones de papa Francisco, se ha negado a celebrar un ceremonia pública.

Nacido en Corleone en 1930, Riina empezó su carrera criminal a los 18 años con su primer asesinato en compañía de sus amigos, los también temibles Bernardo Provenzano y Calogero Bagarella. Tras pasar por la cárcel, su papel dentro de la mafia fue creciendo y en 1963 entró en la clandestinidad. Así vivió casi 25 años, en los que se casó con Ninetta, también de familia mafiosa, con la que tuvo cuatro hijos. Su escalada dentro de la organización continuó en medio de una sanguinaria guerra de clanes tras la que consiguió ponerse al frente del clan de los Corleone. Bajo su control la mafia se adueñó de actividades delictivas muy rentables como el tráfico de drogas, secuestros y extorsiones. Las acusaciones en el maxi proceso de 1986 lo llevaron a desatar una campaña de violencia contra el Estado que dejó un reguero de muertos, entre ellos los ya citados jueces Falcone y Borsellino, asesinados en 1992. No será hasta 1993 cuando los carabineros consigan arrestarlo gracias a la colaboración de varios arrepentidos. Detrás de una apariencia normal y una cierta timidez, Riina escondía una mente fría y calculadora, una personalidad perturbadora y sin escrúpulos.

Se abre una sucesión peliaguda en el clan. Según Colpisa, el hombre que intentará ocupar el trono puede ser el emergente Matteo Messina Denaro, en busca y captura desde hace 24 años y el último jefe importante en libertad tras la caída de Provenzano en 2006 y de Salvatore Lo Piccolo al año siguiente. La principal dificultad para Denaro es que la Cosa Nostra ya no es lo que era. La estructura y capacidad de los clanes resulta muy inferior a la que existía en la época anterior al arresto de Riina y los expertos ni siquiera tienen claro que pueda hoy celebrarse un encuentro entre representantes de las familias para encumbrarlo. A estos problemas se añade que pertenece a un periférico clan de Trapani (al oeste de la isla) y que tiene al parecer poca implantación en la capital, Palermo. Tampoco recibió nunca la bendición de Riina.