Detenido por cargos de corrupción la mano derecha de Cristina Fernández

G. Túnez / C. Caminos BUENOS AIRES / DPA

INTERNACIONAL

MARTIN ACOSTA | Reuters

El kirchnerismo acusa a Macri de persecución y teme que la próxima sea la expresidenta

04 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Esposado y protegido por un chaleco antibalas, el exvicepresidente Amado Boudou entró ayer en los juzgados de Buenos Aires para afrontar cargos de corrupción. La escena menos deseada para quien fue uno de los políticos más poderosos en tiempos en los que Cristina Fernández presidía con puño de hierro Argentina. A primera hora de ayer, el que fuera director de la Seguridad Social, ministro de Economía y vicepresidente fue detenido en pijama y descalzo en su vivienda del barrio de Puerto Madero, en Buenos Aires.

Lejos queda su imagen de rockero perenne con campera de cuero, que solía calzarse la guitarra al hombro para acompañar a la banda pop La Mancha de Rolando en los actos oficiales o montarse en una lujosa poderosa motocicleta Harley Davidson.

Las detenciones de los últimos nueve días de importantes altos cargos de los Gobiernos kirchneristas aparecen como una advertencia de la suerte judicial que podría correr la expresidenta y senadora electa Cristina Fernández, investigada en varias causas penales. El 25 de octubre la Justicia detuvo al poderoso exministro de Planificación Federal y legislador Julio de Vido, luego que la Cámara de Diputados votara su desafuero para ser investigado por delitos de corrupción.

Durante 12 años, De Vido fue ministro en los Gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, en los que manejó multimillonarios fondos para obras y servicios públicos. Ayer, la Justicia golpeó más cerca de Kirchner cuando decidió detener a quien fuera su vicepresidente entre el 2011 y el 2015, Amado Boudou, acusado de enriquecimiento ilícito, asociación ilícita y lavado de dinero. La causa por la que Boudou está detenido empezó a tramitarse hace cinco años, cuando todavía era el primer político en la línea de sucesión presidencial del país. En aquel momento, comenzó a ser objeto de otras investigaciones judiciales. 

Si bien no fue obligado a renunciar ni resultó cuestionado en público, la figura de Boudou perdió entonces peso político en el Gobierno de Fernández, quien pareció soltarle la mano y, de ese modo, castigarlo mientras debía afrontar una a una las investigaciones que se abrían en su contra.

Sin embargo, la detención de Boudou causó ayer temor en el kirchnerismo, que volvió acusar de «persecución» a la Administración del presidente Mauricio Macri. «Este Gobierno no tiene límites, así que uno no puede descartar que también vayan detrás de Cristina, de [su hijo] Máximo», expresó el jefe del bloque de diputados del Frente para la Victoria (FpV) kirchnerista, Héctor Recalde, en declaraciones a radio Del Plata. Hace casi un mes, al ser citada a declarar por el caso Amia, la expresidenta dijo ser víctima de una «persecución política y judicial», de la que hizo responsable a Macri.