Venezuela se queda sin gasolina

Pedro García Otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Colas de hasta tres horas. Ese es el tiempo que hay que esperar en las gasolineras que todavía están en servicio
Colas de hasta tres horas. Ese es el tiempo que hay que esperar en las gasolineras que todavía están en servicio MARCO BELLO | REuters

La mayoría de las estaciones de servicio cierran por una súbita escasez de combustible

22 sep 2017 . Actualizado a las 07:46 h.

«Si pones al Gobierno al frente del Sáhara, en cinco años habría escasez de arena», decía el premio Nobel de Economía Milton Friedman. Venezuela es un ejemplo. En el país con las mayores reservas petroleras del mundo, los ciudadanos hacen desde el lunes colas de horas en las estaciones de servicio para abastecerse.

La crisis comenzó por la turística isla Margarita, que lleva más de ocho días sin suministro de combustible, y se ha ido extendiendo por todo el país, hasta llegar a la capital, donde casi todas las estaciones se encuentran cerradas. En las pocas que permanecen abiertas, llenar el tanque (por demás, irrisoriamente barato) puede tomar hasta tres horas.

El Gobierno de Nicolás Maduro no ha proporcionado una explicación oficial de la escasez de combustible salvo la ofrecida por Eulogio del Pino, ministro de Energía y expresidente de la estatal Petróleos de Venezuela, Pdvsa, quien culpó de la falta de gasolina en Margarita a las sanciones de Estados Unidos. No se refirió al resto del país.

Según Del Pino, el buque tanque que llevaría la nafta a la isla «se retrasó debido a las sanciones de Estados Unidos, porque comienzan las oficinas de fiscalización norteamericana a chequear la procedencia de los pagos». Sin embargo, las represalias de Washington contra Venezuela solo están referidas a la emisión de nuevos bonos del Gobierno venezolano, y dejan claro que se permite el endeudamiento para compras esenciales.

Iván Freites, un sindicalista disidente de Pdvsa, señala que las causas de lo que ocurre hay que encontrarlas en la desinversión que se ha impuesto a la industria petrolera. Desde 2012, cuando un incendio destruyó prácticamente Amuay, el que hasta el momento era el mayor complejo refinador de petróleo del mundo, en las costas occidentales venezolanas, el país depende de importaciones de combustible para abastecer su mercado interno. Sus proveedores regulares son Brasil y Estados Unidos. En su opinión, han dejado de producirse la mayoría de los aditivos de uso común para la gasolina, y su importación ha recibido el impacto de la crisis de divisas por la que atraviesa el Gobierno de Maduro.

«La gasolina que están consumiendo los venezolanos es de baja calidad. Como con los alimentos, con la gasolina en Venezuela se está consumiendo lo que hay, y la gasolina hecha sin los octanajes adecuados es peligrosa. Van a comenzar a fallar los vehículos», sostiene.

Debe destacarse que los venezolanos vienen desde hace años enfrentando desabastecimientos puntuales de combustible en todo el país, que son crónicos en sus fronteras, lo que contraría la tesis de Del Pino. Pero la actual crisis es más profunda, según concuerdan los usuarios, a los que llenar un tanque les cuesta menos de un centavo de euro al tipo de cambio actual del mercado negro: un negocio ruinoso para la industria petrolera, que importa el producto a precios internacionales.

Los venezolanos, en tanto, se resignan a otra cola en sus vidas. «Olvídense del bachaqueo (venta de estraperlo) de comida. Lo que viene ahora es el bachaqueo de gasolina», señaló desde una cola en Caracas Roberto Yépez, quien tenía su taxi casi vacío de combustible. «No me queda sino esperar, porque si no transporto pasajeros tampoco como», indicó.

La oposición pide añadir tres ceros a los billetes para combatir la falta de efectivo

La oposición de Venezuela ha solicitado al Banco Central (BCV) que agregue tres ceros a los billetes de 100 y 50 bolívares para combatir la escasez de efectivo que padece el país y que hace cada vez más difícil conseguir dinero en los cajeros automáticos y las ventanillas de los bancos. El diputado José Guerra, antiguo funcionario del BCV, ha pedido al organismo regulador que dote a la economía de los billetes de 100.000 y 50.000 bolívares. En su opinión, «lo más práctico y económico es reseñar los actuales billetes de 100 y 50 respectivamente». «En un país donde la población no bancarizada es superior al 30 %, no contar con billetes suficientes y de alta denominación implica un problema grave para el normal funcionamiento de la economía», advirtió Guerra. El diputado teme que si el Banco Central no adopta medidas inmediatamente se pueda producir el «colapso del sistema de pagos».