La izquierda francesa mide sus fuerzas

Alexandra F. Coego PARÍS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

IAN LANGSDON | EFE

El socialista Hamon y el neocomunista Mélenchon compiten en París por reunir al mayor números de seguidores

20 mar 2017 . Actualizado a las 07:25 h.

París fue escenario este domingo del mayor pulso entre las dos facciones en las que la izquierda gala se ha resquebrajado: la socialista de Benoît Hamon y la neocomunista de Jean-Luc Mélenchon. Ambos han visto su presencia en el debate presidencial ahogada por la tormenta de escándalos políticos que la han sacudido, incapaces de mantener la izquierda relevante. Con los sondeos desfavorables y Emmanuel Macron devorando parte del electorado centrista, a los candidatos solo les queda batallar por la izquierda tradicional.

Mélenchon dio el primer paso con una marcha por una VI República convocada en la plaza de la Bastilla (Francia está en su V República desde el primer mandato del general Charles de Gaulle en 1958). A la manifestación del mediodía acudieron cerca de 130.000 personas. El líder de La Francia Insumisa representa la sección más radical del espectro, con propuestas como el derecho de voto a los 16 años, la disolución del Senado, el fin del control policial basado en criterios raciales y la inelegibilidad de los acusados de corrupción a puestos públicos. El exmiembro del Partido Socialista (PS) no despega del quinto puesto en los sondeos, por detrás de su rival Hamon.

Al mismo tiempo, el exministro de Educación y ganador de las primarias socialistas ofreció una demostración de fuerza en el estadio del AccorHotels en Bercy, en el sureste de la capital. Dentro, 20.000 personas acudieron al primer gran mitin del candidato. «Todo empieza hoy, todo empieza con vosotros, todo comienza en vosotros», comenzó Hamon. El socialista evitó nombrar a sus rivales directos, Emmanuel Macron, François Fillon y Marine Le Pen, pero aludió a ellos como partes de un «partido del dinero» con «demasiados candidatos en esta elección».

Le reservó varias flechas al líder de En Marcha, culpable de que una parte de sus apoyos socialistas le abandonasen pretendiendo «hacer un muro contra el Frente Nacional mañana» y sin embargo construyendo «un puente pasado mañana». Hamon hizo referencia a su política centrista ambigua, advirtiendo de los peligros de «un país en el que las alternancias democráticas pierden su sentido, ya que la derecha y la izquierda trabajarán juntas (...) al servicio de los ganadores».

Otros de sus ataques los dirigió a Manuel Valls, quien se negó a aportarle su apoyo oficialmente pese a su victoria en las primarias. Hamon lo acusó de faltar a su palabra y no apoyar al ganador de las primarias, con «el desprecio por la expresión democrática que exaspera tanto al pueblo». El ex primer ministro publicó ayer una columna en el Journal du Dimanche criticando al candidato socialista. 

El estado de emergencia, en el punto de mira

El tiroteo en un colegio, el paquete explosivo en el FMI y el intento de atentado yihadista en Orly han sido aprovechados por François Hollande y Marine Le Pen para hacer avanzar sus respectivas agendas políticas.

El presidente ha encontrado la justificación perfecta para mantener el estado de emergencia, al que cada día le salen más detractores, entre ellos, el ministro de Justicia, Jean-Jacques Urvoas, y el candidato Jean-Luc Mélenchon. Aún pesan dudas sobre su eficacia: el tirador de Orly, Ziyed Ben Belgacem, fue objeto de una investigación en el 2015 sin resultados. Ayer fueron liberados el hermano y el primo del agresor, horas después de su padre, con lo que ya no hay detenidos en el caso.

François Fillon calificó la situación de «casi guerra civil» e insistió en su necesidad, Le Pen aprovechó el tirón para atacar al Gobierno y defender su política de seguridad. Esta noche se celebra el primer gran debate y se espera que emplee la misma estrategia para desviar la atención de sus escándalos.