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Una radio en Siria solo emite sonidos de animales para protestar contra el régimen

26 feb 2017 . Actualizado a las 10:33 h.

Hay una radio en Siria que solo emite sonidos de animales: el piar de los pajarillos, el graznar de los cuervos, relinchos de caballos… Y así todo el día. Es como El carnaval de los animales de Saint-Saëns pero sin música. Se trata de una protesta, una broma política.

Radio Fresh FM, que es así como se llama la emisora, tiene su sede en un pueblo del sur de la provincia de Idlib, en una zona controlada por la oposición al régimen de Al Asad. Tras el entusiasmo de la revolución del 2011, la creó un activista por la democracia llamado Raed Faris para que fuese la voz del pueblo liberado. Desde entonces, Radio Fresh FM ha ido corriendo las mismas vicisitudes que la revolución. Primero le fue más o menos bien, y pudo crear una programación completa, con espacios de debate, noticiarios, musicales, infantiles… Luego tomaron el control las milicias islamistas y la cosa se fue complicando.

Durante un tiempo, cuando el pueblo estuvo en manos del Estado Islámico, Radio Fresh FM fue clausurada. Después las milicias se pelearon entre sí y tomó el control otra facción relativamente más moderada, con lo que se pudieron reanudar las transmisiones. Pero desde hace ya algún tiempo quien manda es una filial siria de Al Qaida y la radio vuelve a tener problemas.

Primero los yihadistas visitaron Radio Fresh FM para informar de que no se podían emplear voces femeninas en antena. Era un problema, porque la mayor parte de sus locutores son mujeres, precisamente porque la emisora se había pensado para promover el papel de la mujer. Raed, hombre práctico, encontró una solución: grabar las voces de las locutoras y emitirlas a una velocidad más baja para que sonasen como voces de hombre (aunque yo las he oído y la verdad es que suenan más bien como una psicofonía).

Los yihadistas volvieron, esta vez para advertirles de que a Dios no le gustaba la música. Entonces Raed dio la orden a sus locutores de que no pusieran más música pero que leyesen las letras de las canciones declamando exageradamente. Los yihadistas, que ni siquiera pillaron la broma, tuvieron que regresar para aclarar que su prohibición incluía la música y la letra. De paso, dijeron que tampoco querían que hubiese noticias ni comentario político ni debates ni programas infantiles ni nada.

Fue así como Radio Fresh FM empezó a emitir rebuznos y balidos, con el razonamiento de que quizás fuese este el sonido que pudiera resultarles más agradable a los yihadistas. En esto quizá demostraban una cierta candidez, porque en los sistemas totalitarios incluso la libertad de expresión de los animales se ve con suspicacia. Pienso en aquella manada de lobos que fue juzgada y condenada a muerte en la URSS por aullar himnos zaristas; o en aquel loro mártir, fusilado en 1935 en Atenas por gritar «¡Viva Venizelos!» y al que F. L. Lucas dedicó un conmovedor poema fúnebre.

Cuánto durará Radio Fresh FM en antena, con sus mujeres que hablan como androides y sus balidos de oveja, es difícil de predecir. Yo me temo que poco. A su director, Raed, ya han intentado matarlo cinco veces. La última lo ametrallaron cuando pasaba en su coche. Una bala le destrozó la clavícula y otra le perforó el pulmón. Estuvo entre la vida y la muerte, pero tan pronto como se recuperó se fue a contar en antena que el médico le había dicho que, a un tipo con una nariz tan grande como la suya con un pulmón le llegaba de sobra para respirar. Y entonces mandó poner todo el día el sonido del grillo, el insecto que no soporta el silencio y que, cuando todos callan a su alrededor, no se calla.