Los ataques entre Maduro y la oposición resquebrajan la mesa negociadora

PEDRO GARCÍA OTERO CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

FEDERICO PARRA | AFP

La Iglesia Católica venezolana, a través del cardenal Jorge Urosa Sabino, exhortó a ambas partes a mantener el diálogo político

12 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El Gobierno y la oposición venezolana retomaron el proceso de diálogo facilitado por el Vaticano y la Unión de Naciones Sudamericanas. Mientras Nicolás Maduro continúa señalando que el tema principal del mismo es el económico, la oposición sigue apostando por retomar el suspendido referendo revocatorio contra el mandatario y la liberación de los presos políticos, y se ve con un pie en la puerta de salida por la falta de avances.

Maduro afirmó -durante su programa sobre salsa- que «ya hemos preparado una propuesta», sin indicar de qué trataba la misma pero aclarando que introducirán un «documento en el que puntualizan los ataques de odio e intolerancia» que, según el Gobierno, surgen del sector opositor. Esta semana, la oposición llevó a Claudio Celli, enviado del papa Francisco para la mediación, una carta con expresiones proferidas por el propio Maduro como llamar «terrorista» a uno de los partidos de la oposición o afirmar que sus contrincantes políticos no llegarán al poder «ni con votos ni con balas».

Henrique Capriles, dirigente opositor, ratificó que si no hay acuerdos con el Gobierno, la Mesa de la Unidad Democrática retomará su agenda, que incluye un juicio en el Parlamento por responsabilidad política contra Maduro (con peso moral, pero no validez jurídica) y protestas, que pudieran incluir una ante el palacio presidencial.

Capriles descartó cualquier forma de cogobierno con el chavismo, pues solo pretendería «endosarle a la MUD el costo de la pésima administración de Maduro, que tiene a Venezuela con una inflación del 700 % este año».

La Iglesia Católica venezolana, a través del cardenal Jorge Urosa Sabino, exhortó a ambas partes a mantener el diálogo político, pero aclaró que «la mayor responsabilidad la tiene el Gobierno» después de firmar un documento el 30 de octubre en el que se comprometía a evaluar el respeto a la independencia de los poderes, a liberar presos políticos y a adelantar un cronograma electoral. De este documento comenzó a desdecirse, a través del mismísimo Nicolás Maduro, apenas un día después.