Las dos caras de un sitio

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

INTERNACIONAL

14 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Una semana después del éxito de su ofensiva para romper el cerco de Alepo oriental, todo indica que las fuerzas de la oposición siria han perdido impulso. Era lo esperable. El asalto contra el barrio de Ramusah ha tenido un alto coste para las milicias opositoras (en su mayor parte, distintas facciones yihadistas-salafistas afiliadas de manera directa o indirecta a Al Qaida). Pero lo peor para ellos es que su logro se ha revelado poco útil. Su propósito era abrir un corredor en el suroeste para reabastecer a través de él a sus correligionarios dentro de la ciudad, pero el pasillo que han podido despejar es demasiado estrecho y está batido por la artillería del ejército sirio. Es peligroso incluso para que lo atraviesen hombres pie por la noche, ya no digamos convoyes con armas o comida.

Esta frustración de la ofensiva rebelde es lo que explica que estemos oyendo hablar tanto en los últimos días sobre la crisis humanitaria en Alepo oriental. Las fuerzas de la oposición necesitan desesperadamente un alto el fuego para consolidar sus posiciones y que la comunidad internacional ayude a que sus seguidores puedan resistir mientras tanto.

Lo que no quiere decir que la crisis humanitaria no sea real. En Alepo oriental faltan medicinas, alimentos y agua. Por otra parte, la situación no es mucho mejor en Alepo occidental, que está bajo control del Gobierno y se encuentra también bajo asedio en estos momentos. De hecho, el Alepo gubernamental ha estado asediado mucho más tiempo durante la guerra y su población civil es mayor: millón y medio de personas, incluidos medio millón de refugiados que huyeron en su momento del sector controlado por los rebeldes.

Que jamás oigamos hablar de este otro Alepo denota una ventaja importante de la que sigue disponiendo la oposición frente a las fuerzas gubernamentales: un aparato de propaganda más eficiente y que cuenta con la simpatía de los medios occidentales, que no cuestionan ninguna de sus informaciones. Baste una anécdota muy reciente: a finales de abril se dio un enorme espacio en los medios a la noticia de que el último pediatra de Alepo oriental había muerto en un bombardeo. Hace pocos días, sin embargo, se difundía ampliamente una carta firmada por quince médicos de Alepo y dirigida al presidente Obama para pedirle que interviniese militarmente. El hecho de que entre los firmantes de la carta figurasen cinco pediatras no pareció llamar la atención de ninguno de los lectores de la misiva. Esta visión distorsionada hace que resulte difícil para el público entender el conflicto.

Al margen de la propaganda de uno y otro bando, la triste realidad es que ninguno de los dos Alepos verá la paz pronto. La oposición ha demostrado su capacidad para montar ofensivas muy agresivas y eficaces, pero su falta de cobertura aérea le impide capitalizarlas. El ejército sirio, por su parte, sí dispone de esa cobertura aérea pero carece de efectivos humanos para asegurar frentes tan extensos como el de Alepo. Es la vieja paradoja de la fuerza irresistible que se enfrenta a un obstáculo infranqueable.