Salam dan Allah mu rika bincike a Al amuran mu ... wadannan hotunan no na dauka har da bidiyo da nai hira da ita....
Con la silla de ruedas, el hermano de la joven -de tan solo 14 años- podría mejorar su día a día, centrado en cargar sobre la cabeza el pequeño habitáculo en el que vive la joven, durante los 25 kilómetros que separan su casa en Warawa del centro de la ciudad de Kano, donde Haruna se gana la vida pidiendo limosna.
Decidido a dar a conocer la historia, el fotógrafo colgó las imágenes en su cuenta de Facebook. Poco a poco comenzaron a llegar decenas de mensajes y ofertas de ciudadanos de todo el mundo dispuestos a prestar su ayuda a la olvidada Rahama. La que la medicina de aquel recóndito lugar no pudo -o no quiso curar-, y es que tras consultar con varios curanderos, la familia de la joven se vio obligada a resignarse a una vida sin cuerpo. «He aprendido a crecer sin amigos en la vida. Mi familia son los únicos amigos que tengo. Me llevó mucho tiempo comprender que no todas las personas son iguales. No me importa. Me considero afortunada de estar viva», son las palabras con las que Rahama termina de remover las conciencias consumistas de este lado del mundo.