Renzi critica la política económica europea y pide flexibilidad e inversiones

María Signo ROMA / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

CLAUDIO PERI / Efe

El primer ministro italiano ha solicitado respeto y claridad al resto de miembros de la Unión Europea

30 dic 2015 . Actualizado a las 00:03 h.

Un Matteo Renzi seguro de sí mismo y muy optimista ofreció ayer una larga rueda de prensa en la que defendió los logros de su gobierno y presumió de reformas: «2015 ha sido un buen año. Lo dicen los hechos». Italia ahora un país «sólido y estable» que empieza a funcionar, aseguró. En cambio la Unión Europea «crece menos porque eligió una política económica equivocada», en lugar del crecimiento, flexibilidad e inversiones para salir de la crisis que él recomienda. «La política de Obama ha sacado a Estados Unidos de la recesión», sentenció. Italia pide a Europa flexibilidad para realizar reformas, no un cambio de las reglas de juego, «ni rebajas ni dinero». Solo que esas reglas «valgan para todos» explicó el primer ministro al recordar que «hay un solo país que no ha respetado el 3 % cuando llevó a cabo la reforma laboral», en referencia a Alemania.

Renzi se mostró orgulloso del 0,8 % de estimación de crecimiento para el 2015, una décima por encima de la inicial, y la bajada del desempleo al 11,5 %, aunque insistió en que esta cifra aún debe disminuir, lo que le dio pie a defender los presupuestos que acaba de presentar, que calificó de expansivos: «Si el 2015 ha sido el año de las reformas, el próximo será el año de los valores», ya que los presupuestos «invierten en cultura, en servicios sociales y en valores». Y es que los presupuestos del 2016 confirman las críticas de Roma contra las medidas de austeridad auspiciadas por Bruselas que han tensado las relaciones entre Italia y la UE.

Tras defender las medidas del Gobierno para salvar varios bancos en crisis, Renzi rechazó que la banca italiana tenga un «riesgo sistemático».

En su repaso de los logros de su Ejecutivo, destacó, en cuanto a inmigración, que en el 2015 los desembarcos en las costas italianas disminuyeron hasta el mínimo histórico y afirmó que «ahora el problema es europeo».