El Gobierno, blanco de fuertes críticas, mantiene a los militares en la calle
27 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.«La amenaza sigue siendo seria, pero no tan inminente», aseguró ayer el primer ministro belga, Charles Michel, tras anunciar la decisión del Consejo de Seguridad Nacional de rebajar la alerta terrorista en Bruselas del nivel máximo (4) al nivel tres. La ciudad recupera hoy la normalidad después de una semana atrincherada ante el temor a sufrir un ataque como el de París. El Gobierno ha querido devolver así el pulso a una ciudad que empieza a hacer balance del impacto del estado de máxima alerta en su economía.
A pesar de las llamadas a la normalidad, el Ejecutivo belga ha preferido mantener desplegados a los militares por las calles. El riesgo de ataques sigue siendo «posible y probable» mientras dure la búsqueda de terroristas. Ayer mismo de produjeron dos operaciones en Sambreville y Verviers. En esta última ciudad fue detenido un sospechoso.
La rebaja de la alerta sorprendió a ciudadanos y responsables políticos que han vuelto a cargar contra la improvisación y mala gestión del Gobierno federal. «Se nos había dicho que el nivel 4 seguiría hasta el lunes. ¿Qué ha cambiado ahora?, se preguntaba ayer el alcalde del barrio bruselense de Woluwe-Saint-Lambert, Benoît Cerexhe, quien confiesa estar «confundido» ante la contradicción entre la alerta y las medidas del Ejecutivo. El alcalde de Forest, el socialista Jean Marc-Ghyssels, manifestó su enfado por la falta de seriedad del Gobierno, al que acusa de rebajar la amenaza sin dar información o explicaciones. No le falta razón. Todavía hay diez terroristas fugados.
Para tratar de justificar su gestión errática, Michel compareció ayer ante el Parlamento. «Actuamos de inmediato con la compostura necesaria. Nuestros valores están en juego y no vamos a elegir entre la libertad o la seguridad», aseguró tras la lluvia de reproches. «Vuestros ministros agitan el pánico», le espetó la líder de los socialistas flamencos. Su par valona pidió «mantener la sangre fría» y evitar la desinformación y la desunión. Los liberales flamencos exigieron respeto a las normas, derechos y libertades. La cámara se convirtió en un teatro.
Mientras las discusiones se multiplican y el ruido político amortigua las pisadas de los yihadistas huidos, la psicosis todavía persiste. Ayer la Gran Mezquita de Bruselas fue evacuada y parte del barrio europeo acordonado tras recibir un sobre con polvos blancos. La policía y los bomberos intervinieron alarmados ante la sospecha de que fuese ántrax. Fue una falsa alarma.