Putin desafía a Obama con hechos consumados

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

El salto cualitativo de Rusia en Siria echa gasolina al ya de por si caótico y explosivo campo de batalla en Siria

01 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El salto cualitativo que dio ayer Vladimir Putin con su intervención militar en Siria, la mayor operación exterior rusa desde la caída de la URSS, es un claro desafío a Barack Obama y echa gasolina al ya de por si caótico y explosivo campo de batalla en Siria. Un conflicto en el que islamistas moderados (apoyados por Catar, Arabia Saudí o Turquía), seguidores de Al Qaida y yihadistas del califa Al Bagdadi combaten entre sí a la vez que hacen la guerra a Bachar al Asad, tras la práctica desaparición de la milicia laica que inició la rebelión, el Ejército Libre Sirio.

¿Por qué ahora decide Putin involucrarse?

Su sobreactuación entra dentro del pulso diplomático que mantiene con Obama. Putin, marginado por EE.UU. y Europa en castigo por su intervención en Ucrania, quiere volver al centro del tablero geopolítico internacional, y que mejor forma que ayudar a su gran aliado en Oriente Medio. Todo, en un momento en que el Ejército de Bachar al Asad pierde terreno en favor de los insurgentes y los estadounidenses no logran derrotar al Estado Islámico. Ya en el 2013, Putin tuvo su primer éxito como interlocutor cuando impuso su plan para destruir las armas químicas, obligando a Obama a dejar en un cajón su plan bélico contra Damasco.

¿Qué es lo que quiere?

Putin quiere dejar claro que Rusia debe ser parte esencial en la solución del conflicto. Pero, antes ha optado por imponer a Washington hechos consumados: despliegue de soldados, tanques y cazas en el feudo alauí de Latakia y la creación de un centro de inteligencia coordinado con iraquíes, iraníes y sirios en Bagdad. El Kremlin insiste en su propuesta de crear una amplia coalición antiyihadista, a imagen de la que aliados y soviéticos fraguaron contra Hitler, que sustituya a la alianza liderada por los estadounidenses y apoyada por europeos y árabes suníes.

¿Al Asad saldrá reforzado?

Aliado desde la época soviética de Hafez al Asad, el padre del actual presidente, el Kremlin ha apoyado al régimen desde la rebelión popular y a sus aliados chiíes proiraníes, y promete seguir haciéndolo pese a que Occidente lleva años pidiendo la cabeza de Al Asad. Irán cede el testigo militar a Moscú, aunque Hezbolá seguirá combatiendo en tierra, para desgracia de los reinos suníes.