La UE estudia atacar con drones bases y barcos de los traficantes en Libia

Íñigo Domínguez ROMA / COLPISA

INTERNACIONAL

ALBERTO PIZZOLI | AFP

La operación, que plantea Italia, se inspira en la Atalanta contra la piratería en Somalia

22 abr 2015 . Actualizado a las 08:16 h.

La estrategia que impulsa Italia para atajar el descomunal flujo de inmigrantes que se embarcan a la desesperada hacia Europa desde Libia pasa por pararlos allí antes de que salgan. Tras el terrible naufragio con unos 850 muertos, según las últimas estimaciones, y ante el consejo extraordinario que se celebrará mañana en Bruselas, la idea que plantea el Gobierno de Matteo Renzi y que estudia la Unión Europea es atacar las bases y embarcaciones de los traficantes en los puertos libios. Para ello, Roma apunta al uso de drones espía para localizar los puntos exactos y ataques posteriores con drones o aviación para destruirlos.

La portavoz de la Comisión en materia de inmigración, Natasha Bertaud, confirmó ayer abiertamente que piensan en una «operación militar» contra las mafias. Aunque no entró en detalles, mucho menos en hablar de drones, y todo se decidirá mañana. Tampoco concretó nada sobre esto el plan de diez puntos aprobado el lunes, que hablaba de un «esfuerzo sistemático para capturar y destruir las embarcaciones usadas por los traficantes».

Negociaciones con la ONU

A nadie se le pasa por la cabeza una acción militar terrestre en Libia, así que las opciones son de mar y aire. En cualquier caso necesitará de un aval de la ONU, un requisito complejo que no se consigue de la noche a la mañana. La UE ya se está moviendo para obtener un mandato de las Naciones Unidas, lo ha dicho la jefa de la diplomacia de la UE, la italiana Federica Mogherini.

La presidencia de turno del Consejo de Seguridad es de Jordania, sensible a la cuestión, y se espera al menos una declaración en tiempo breve. Para la resolución la espera será más larga.

Entretanto, en el frente diplomático y siempre con la meta de cerrar en origen las rutas de inmigración, la UE quiere llegar a acuerdos con los países que hacen frontera con Libia, de modo que sea allí donde se corte la vía de paso. Son seis, y bastante complicados: Túnez, Argelia, Níger, Chad, Sudán y Egipto. Se supone que ya están en ello.

El modelo que inspirará la intervención militar será el de la operación Atalanta, el despliegue de buques militares en la costa de Somalia y el océano Índico que desde el 2008 protege a los pesqueros y mercantes europeos.

La situación libia no es igual. Se sospecha que los traficantes empiezan a tener problemas para encontrar naves. Zarpan decenas de barcos cada día, desde hace varios años, y la flota comenzaría a escasear, opinan en Frontex. Las embarcaciones cada vez son más viejas, ruinosas y más atestadas de gente. Es más, en la última semana los contrabandistas han disparado en dos ocasiones a las naves de rescate para recuperar los botes vacíos, una vez que los inmigrantes habían sido salvados. Es decir, llegan a seguir a las embarcaciones para intentar llevarlas a puerto de nuevo y volver a usarlas.

Renzi era ayer optimista sobre la acogida a sus pretensiones, pues ha captado que «por primera vez, toda Europa se ha mostrado atenta y solidaria». Pronto se sabrá si es uno de sus faroles, y si la emotividad del naufragio dura más de dos días en Bruselas. Italia pide además misiones de policía en los lugares de donde parten los barcos, una acción de policía coordinada entre países de la UE, centros de acogida en los países de origen de los inmigrantes para crear corredores humanitarios y trabajar por estabilizar Libia.

«El capitán estaba borracho y fumaba hachís mientras estaba al timón»

«El capitán bebía vino, estaba borracho y fumaba hachís mientras estaba al timón, poco antes de que el barco se hundiera», ha contado uno de los 28 supervivientes del desastre del domingo. El número de muertos estimado por la Fiscalía de Catania, que investiga el caso, es de 850. El capitán Mohamed Alí Malek, tunecino, de 27 años, estaba entre los náufragos rescatados y fue detenido ayer junto a otro cómplice, el sirio Mahmud Bikhit, de 25. La fiscalía acusa al capitán de ser el culpable del naufragio al colisionar el pesquero contra el mercante luso King Jacob, que intentaba rescatar a los inmigrantes.

El estado de ebriedad del capitán habría contribuido a que sus maniobras fueran erróneas al acercarse al King Jacob. Es más, también es posible que causara el accidente al abandonar el puente para mezclarse y esconderse entre la multitud e intentar salvarse. Por tanto, esta es la conclusión de los fiscales italianos, el barco no se no habría hundido solo porque el pasaje se abalanzó sobre un lado por el ansia de ser rescatado, si no por que chocó contra el buque portugués. El mercante luso no tendría culpa alguna y además tiene experiencia en este tipo de situaciones porque ha participado ya en cuatro operaciones de auxilio con la guardia costera.

Encerrados en la bodega

Un dato que coincide con el ofrecido poco antes por Acnur. Los testimonios recogidos por la Fiscalía de Catania confirmarían también que había cientos de personas encerradas en la bodega del viejo pesquero, de no más de 30 metros de eslora. El fiscal Salvi no descarta que, en el marco de la investigación, se proceda a la «inspección y eventual recuperación del casco del barco».

Los 28 supervivientes son eritreos, somalíes, sudaneses y bengalíes. Pasaron un mes encerrados en una especie de granja y zarparon de un puerto cercano a Trípoli la noche del jueves del 16 de abril. Su travesía duró tres días hasta el momento de la tragedia.

Un bangladesí fue evacuado a Sicilia en helicóptero, mientras los 27 restantes llegaron al puerto de Catania el lunes por la noche a bordo del barco Gregoretti. Allí los esperaba el ministro de Transportes, Graziano Delrio.

Con la detención ayer del que se ha calificado como el «tesorero» de la organización, la fiscalía de Palermo ha logrado desmantelar una red de traficantes y desvelar las tarifas y métodos de los «nuevos esclavistas del Mediterráneo». El detenido se llama Nahome Kerebel Gutama y se le ha localizado una cuenta bancaria en la que desde mayo a julio del 2014 fueron depositadas grandes sumas de dinero, que según los investigadores corresponden a las tarifas que cobraba la banda.

Solo el lunes La Guardia Costera italiana rescató a un total de 638 inmigrantes en seis operaciones distintas mientras que en la mañana de ayer recogió a otro que se encontraban en apuros en un pesquero a 80 millas de las costas de Calabria (sur).

Reparto de inmigrantes

Otro eterno deseo de Italia, siempre rechazado y que ha vuelto a repetir esta vez, es poder repartir entre los socios comunitarios parte de los inmigrantes que recibe y formulan peticiones de asilo. Supone saltarse el tratado de Dublín que impone que sea solicitado en el primer país que se pisa. Italia hospeda a 70.000 personas en esta situación. Sin embargo, la tragedia ha abierto esta vez una pequeña fisura en el frente europeo contrario a esta medida y el lunes se barajó hacer un experimento con 5.000 personas. No es mucho, pero sí tendría un gran valor político si saliera adelante, pues sería la primera vez que se da este mínimo paso. Pero hay que esperar a mañana, porque el plan puede acabar en el cesto de la basura.