Shadi Sadr: «Rohaní no tiene intención de hacer nada por los derechos humanos»

Ana Lorenzo Fernández
ANA LORENZO A CORUÑA / LA VOZ

INTERNACIONAL

CESAR QUIAN

La activista iraní, castigada en el 2007 a seis años de cárcel y 74 latigazos, lamenta que no se presionara para incluir este punto en el acuerdo nuclear

11 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Seis años de cárcel y 74 latigazos. Esa fue la condena con la que un juez iraní quiso castigar a Shadi Sadr por participar en una manifestación pacífica a favor de los derechos de las mujeres en el 2007. Antes de que se celebrara el juicio -en el que no estuvo presente- ella y su hija ya se habían marchado de Irán, al que no han podido regresar desde hace seis años. «Ya no pienso en volver. Deliberadamente he dejado de pensar en volver a Irán porque no podía seguir soportando la presión que me causaba querer regresar», confesó esta activista que defiende los derechos de las iraníes desde su exilio en Londres y que ayer ofreció una charla en A Coruña invitada por Amnistía Internacional.

-¿Ha cambiado su país desde la llegada del presidente moderado Hasán Rohaní?

-En principio, sí hubo mucho optimismo y se pensó que las cosas podrían haber cambiado. Pero después de más de dos años en el Gobierno, ni él ni su administración han demostrado hacer nada a favor de los derechos humanos. En comparación con Ahmadineyad, sí que usa un lenguaje más moderado e incluso se vale de las redes sociales para causar una impresión más positiva de cara a la opinión internacional, pero realmente no significa que haya habido cambios. Además, con dos proyectos de ley sobre salud sexual y derechos laborales de las mujeres que pretende sacar adelante están demostrando que no tienen intención de hacer nada a favor de los derechos humanos.

-¿Qué supondrá el levantamiento de las sanciones económicas tras la firma del acuerdo nuclear?

-No ha habido una valoración real del impacto que va a tener en la economía y en la vida de los iraníes, y me gustaría ser prudente, porque no sabemos en qué medida la crisis económica está relacionada con las sanciones, con la corrupción del Gobierno, o con las políticas que hizo el gobernante anterior. Es evidente que estas sanciones han afectado a la clase media iraní, que ha visto disminuir su ingresos a la vez que los precios se han ido incrementando. El mensaje del Gobierno es que todo está relacionado con las sanciones, y justifica con ella cualquier problema económico. Tengo serias dudas de que con la liberación de las sanciones internacionales el dinero vaya a llegar realmente a la población.

-¿Cree que con este preacuerdo nuclear se ha perdido una buena oportunidad de mejorar los derechos humanos en Irán?

-Sí. Tanto la ONU como el alto comisionado habían pedido que se incluyese la parte de derechos humanos en el acuerdo, pero Irán rechazó la propuesta y el resto de países de Europa no han insistido para que se incluyese este punto. Perdimos una gran oportunidad que realmente beneficiaba a toda la población iraní, mientras que el acuerdo nuclear no.

-¿Qué queda de la Primavera Árabe iraní?

-Me resulta muy triste decir que la Primavera Árabe o revolución verde ha fallado, porque los líderes que iniciaron esta revolución han sido arrestados, juzgados o torturados y es muy difícil continuar en la lucha. Esto no significa que no quieran seguir luchando, pero después de un fallo como el que hemos sufrido, tienen que pasar varios años para que la sociedad civil pueda recomponerse y volver a organizarse para luchar por sus derechos. No creo que se vaya a producir un cambio dramático en un futuro cercano, pero los cambios van a suceder antes o después.

-¿Hay solución para la guerra larvada entre Arabia Saudí e Irán?

-Se está convirtiendo en una situación terrible, porque no había habido esas guerras entre suníes y chiíes en el pasado, pero tanto Irán como Arabia se quieren convertir en los líderes de la región y están invirtiendo mucho dinero en armamento. Además, no es fácil llegar a una solución porque las dos partes niegan que esté sucediendo, y esto también impide intervenir a la ONU.

Shadi Sadr ACTIVISTA IRANÍ exiliada en Londres