Tsipras dice que no dará marcha atrás

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Varufakis explica su posición a Luis de Guindos durante una reunión en Bruselas.
Varufakis explica su posición a Luis de Guindos durante una reunión en Bruselas. FRANCOIS LENOIR | Reuters

Llevará este jueves al Parlamento medidas que revierten los recortes del rescate

18 feb 2015 . Actualizado a las 11:05 h.

Grecia mantiene el pulso con la eurozona. El ultimátum lanzado el lunes por los socios exigiendo a Atenas firmar antes del viernes la prórroga del actual rescate no ha hecho claudicar al nuevo Gobierno de Tsipras. Todo lo contrario. El líder griego plantó cara ayer al Eurogrupo desde la capital helena y prometió a los suyos no dar marcha atrás.

Se equivocaban quienes anticipaban una pronta derrota de los hombres de Syriza. Tsipras se niega tajantemente a seguir aplicando reformas que considera «tóxicas» en un país que ha sido, según una fuente diplomática española de Bruselas, «el laboratorio de la troika» durante cinco años. «Para nosotros, el antiguo programa de austeridad ha muerto. La propuesta de alargarlo otros seis meses es paradójica. El que desarrolla semejantes ideas pierde su tiempo», aseguró ante su grupo parlamentario.

Lejos de ceder a las presiones de la Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional y Eurogrupo, Tsipras anunció que mañana presentará en el Parlamento las primeras medidas para levantar recortes impuestos por el rescate, entre las que hay un plan contra desahucios e iniciativas para poner fin a una legislación laboral que facilitó el despido y abolió en la práctica los convenios colectivos. «Grecia no acepta condiciones ni ultimátums. No chantajeamos, pero tampoco nos dejaremos chantajear», advirtió desafiante antes de lanzar los primeros dardos hacia Alemania.

La relación entre Atenas y Berlín se ha deteriorado en las últimas semanas. Los griegos consideran que no se les trata como «iguales» en las negociaciones y recuerdan que no seguirán sufriendo más humillaciones. En alusión a las palabras del ministro Wolfgang Schäuble, quien aseguró sentir «lástima por el pueblo griego» por elegir a un «Gobierno irresponsable», Tsipras contestó haciendo valer la legitimidad de las urnas. «Grecia ha levantado la cabeza. Nadie puede hablar de ella como si fuera una colonia. Mejor sería que se compadeciera de otros pueblos».

La humillación a la que hacía referencia la vivieron la tarde del lunes, cuando escucharon las palabras del comisario de Economía, Pierre Moscovici, exigiéndoles que se ciñesen al programa que proponía el Eurogrupo. Solo un par de horas antes el francés había sugerido una solución que Atenas estaba dispuesta a firmar y que hablaba de «extensión del crédito» en lugar de extensión del programa actual». Moscovici trató de justificar el cambio asegurando que no recibió presiones y que el texto solo fue una de las múltiples sugerencias que presentó la Comisión.

El tiempo se agota entre puyas y réplicas políticas. En medio de la creciente incertidumbre, el ministro de Finanzas británico, George Osborne, aprovechó ayer para avivar más el fuego haciendo mención a la posible salida del Grecia del euro, un escenario que el resto de socios descartan con rotundidad. Sin embargo, el acuerdo sobre el último tramo del rescate es esencial para evitar que  Atenas se precipite al vacío.

«Se enfrentan a una situación extremadamente compleja de liquidez», recordó ayer el ministro Luis de Guindos, según el cual en la última reunión con Varufakis «no hubo la mínima oportunidad de acuerdo». Es una incógnita el tiempo que puede aguantar el país heleno sin la ayuda del fondo europeo de rescate que expira el 28 de febrero. Las perspectivas no son halagüeñas.

Hoy se reúne el BCE para decidir si corta las líneas de ayuda de emergencia (ELA) a los bancos griegos. A última hora, Atenas anunció que «examina» la opción de solicitar una extensión del crédito que va ligado al rescate, pero sin que suponga pedir una prórroga.

Un conservador para la presidencia

Tsipras designó ayer al exministro conservador Prokopis Pavlópulos como candidato a presidir la República en un intento de lograr un amplio consenso durante la elección y evitar una secuencia de votaciones en el Parlamento potencialmente desestabilizadora. La candidatura de Pavlópulos, que se someterá hoy por primera vez al Parlamento, ha causado bastante sorpresa ya que, aunque el suyo era uno de los nombres que se barajaban en las listas de presidenciables, aparecía muy por detrás del comisario comunitario de Interior y Migración, Dimitris Avramópulos. Pavlópulos, de 64 años y catedrático, fue ministro de Interior en dos ocasiones desde 2004 hasta 2009, con los Gobiernos de Kostas Karamanlís, con quien le une una estrecha relación de confianza.