¿Todo está perdonado?

INTERNACIONAL

Las heridas que han dejado los atentados de París son muy profundas. La voluntad de perdonar no es lo que domina

27 ene 2015 . Actualizado a las 04:36 h.

En el dibujo, Mahoma sostiene un cartel con el lema de estos días, «Yo soy Charlie». Es la portada del próximo número de Charlie Hebdo, bajo un titular un tanto misterioso que reza «Todo está perdonado». Desde luego, parece la expresión de un deseo más que una realidad. Las heridas que han dejado los atentados de París son muy profundas. La voluntad de perdonar no es lo que domina. La situación es tensa y en medio de las muestras de firmeza y unidad, se percibe la preocupación en los Gobiernos, en especial el francés y el alemán. Desgraciadamente, los terroristas no solo han acertado de lleno con el simbolismo de su crimen, también con el instante político, en un momento en que el populismo europeo se encuentra en ascenso con un discurso xenófobo y antiislámico. Por eso Hollande mide cuidadosamente sus palabras estos días, mientras que la prensa disimula como puede la oleada de ataques antimusulmanes que se están produciendo (más de medio centenar ya, incluidos incendios de locales y tiroteos contra mezquitas o restaurantes). La situación no parece que vaya a desbordarse de momento, pero el temor es que un nuevo atentado, en un ambiente tan cargado de emociones, pueda llevar a una situación incontrolable. Incluso sin eso están de camino otras emociones difíciles de gestionar. Ese nuevo número de Charlie Hebdo presidido por la efigie de Mahoma tirará tres millones de copias en varios idiomas, incluido el árabe y el turco. Será sin duda una vigorosa defensa de la libertad de expresión y un homenaje a las víctimas de estos días, pero también todo un experimento sociológico: la sátira, a nivel planetario, de una religión de más de mil quinientos millones de adherentes en unos términos que muchos consideran intolerablemente ofensivos, incluso blasfemos. No los radicales, sino todos los musulmanes. Libertad de expresión absoluta frente a identidad religiosa. Una terapia de choque, sin duda, que tiene, en principio, más posibilidades de acabar en choque que en terapia. «Todo está perdonado». Por el bien de todos, confiemos en que acabe siendo cierto.