Primer cara a cara hoy del régimen y la oposición siria

Anne-Béatrice Clasmann GINEBRA / DPA

INTERNACIONAL

25 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La delegación del régimen sirio ya estaba enfadada simplemente porque se había levantado más temprano que la oposición, que se dejó caer hacia el mediodía de ayer por el Palais des Nations, la sede de la ONU en Ginebra. Las contradicciones del viceministro de Exteriores, Faisal al Mekdad, y la asesora del presidente sirio, Buthaina Shaban, provocaron la confusión. Al Mekdad acusó a la oposición de haber cancelado sin razón el encuentro de la mañana con el mediador Lajdar Brahimi para fijar las reglas del debate.

Más tarde se supo por qué los opositores no habían acudido a la cita. Antes de sentarse a dialogar, querían que el régimen se comprometiera por escrito a negociar un gobierno de transición, tal como prevé el acuerdo de Ginebra I, en el que consta la firma de Rusia, hasta la fecha principal aliado de Bachar al Asad, además de su principal suministrador de armas.

Cuando el opositor Burhan Ghaliun finalmente apareció ante el cuidado césped del edificio de la ONU, el sol ya brillaba alto en el cielo. El politólogo ha sobrevivido a muchas tormentas. Primero presidió la oposición en el exilio, después fue tachado de traidor, y luego no se le votó para seguir al frente de la oposición. Pero ahí sigue. No se dejó intimidar por dos sirios enormes que gritaron entre el gentío y los periodistas. «¿Cómo se atreve usted a hablar de Al Asad?», le inquirió uno de ellos. «Por Dios, le quiero pegar», replicó levantando el puño. El equipo de seguridad se ha dado cuenta de que en las acaloradas discusiones en los pasillos o los cuidados jardines del tranquilo edificio de la ONU se puede llegar a las manos.

La labor de EE.UU. y Rusia

En tanto, en la sala de negociaciones, el ministro de Exteriores sirio, Walid al Muallem, intentaba describir a la oposición como lo peor. Los disidentes, dijo, no quieren sentarse con el Gobierno. Y amenazó con regresar a Damasco. Pero los rusos no dejarán marchar tan fácilmente a sus protegidos. Al menos eso es lo que esperan los estadounidenses, quienes en estas negociaciones han asumido la tarea de mantener controlada a la dividida oposición.

Lo más importante es que el proceso continúe. Y por ahora las partes han aceptado mantener hoy su primer cara a cara, pese al caos de la mañana. «Nunca pensamos que iba a ser un proceso fácil», dijo el argelino Brahimi tras un maratoniano día de reuniones por separado con una y otra delegación.