Corea del Norte relaja la tensión con EE.UU.

victoria toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Liberado el veterano de guerra que había sido detenido en un viaje turístico

08 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Merril Newman, un californiano de 85 años, es la prueba de que las relaciones entre Corea del Norte y EE.UU. pueden entrar en una vía de distensión que permita retomar las negociaciones para poner fin al programa nuclear del país asiático. Newman, que había sido detenido por Corea del Norte hace un mes, fue liberado y repatriado ayer. Una decisión de Pyongyang que el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, definió como «gesto positivo».

Todo empezó el 26 de octubre pasado. Ese día, Newman, que había pasado algo más de una semana de viaje turístico por Corea del Norte, fue obligado a bajar del avión en el que iba a salir del país y detenido por la policía norcoreana. El régimen de Pyongyang lo acusaba de haber trabajado como oficial de inteligencia durante la guerra de Corea (1950-53) y de haber vuelto para localizar a los «espías y terroristas» que entonces entrenó.

Pocos días más tarde, Pyongyang hacía público un vídeo en el que Newman aparecía reconociendo las acusaciones y pidiendo disculpas por sus actividades contra el Estado coreano. Los analistas estadounidenses creen que Newman dijo esas palabras bajo coacción, ya que el texto en inglés está plagado de errores. Lo que sí es cierto es que Newman es veterano de Corea y que en aquella guerra el californiano fue responsable de entrenar a un grupo de coreanos anticomunistas para que lucharan, infiltrados, contra el régimen de Corea del Norte.

En el vídeo grabado en Pyongyang también reconoce que en este viaje intentó contactar con algunos de ellos. Pero sus disculpas le han valido la libertad, ya que según el comunicado del Gobierno coreano esta se ha debido a «su sincero arrepentimiento, su avanzada edad y su estado de salud».

Éxito diplomático

Washington se felicitó por la liberación, aunque recordó que hay otro estadounidense encarcelado desde hace un año en Corea del Norte y pidió su puesta en libertad. Además, el gesto de Pyongyang se ve como un avance hacia la vuelta a las negociaciones para desmantelar el programa nuclear coreano, lo que podría convertirse en el segundo gran éxito de la diplomacia estadounidense tras el acuerdo con Irán.