Elecciones en Alemania: Por qué Merkel arrolló a la tercera

leoncio gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Merkel viñeta

La canciller ajustó poco, hizo guiños socialdemócratas y durmió la campaña

23 sep 2013 . Actualizado a las 14:23 h.

Para valorar en su justa medida la hazaña que logró ayer Angela Merkel es necesario recordar que al único político al que se le ha concedido hasta ahora una mayoría absoluta en toda la historia de la República Federal fue al fundador de la moderna Alemania, Konrad Adenauer. Con independencia de que finalmente iguale ese registro o que se quede a las puertas, su apabullante victoria demuestra que ningún otro canciller desde entonces ha sabido leer tan bien los sentimientos sociales, el zeitgeist político, de su país. ¿Cómo lo logró?

Contrariamente a lo que pregona el relato que difunden sus evangelistas, Angela Merkel es una reformista mediocre que no pone en práctica en casa lo que con tanto denuedo exige que se haga fuera. Los hachazos al mercado laboral y al Estado de bienestar que están en el origen del bum exportador germano los propinó su antecesor Gerhard Schröder y los sigue pagando en las urnas el SPD para desgracia de la socialdemocracia europea. La única medida doméstica de relieve que adoptó, la renuncia a la energía nuclear tras la catástrofe de Fukushima, le quita el sueño a la industria alemana, pero no le endosó ninguna factura electoral.

Los periodistas de Bloomberg, Alan Crawford y Tony Czuczka, autores de una de las biografías de Merkel que vieron la luz este año, aseguran que la gran baza de la canciller fue que sus rivales de la CDU y la oposición la minusvaloraron. Una de esas rivales, la antigua asesora de Helmut Kohl, Gertrud Höhler, publicó un libro titulado La madrina, en la acepción mafiosa de la palabra, en el que asegura que bajo una apariencia de ama de casa afable y protectora habita, en realidad, una egomaníaca obsesionada por el poder. Se deshizo uno tras otro de los miembros del Pacto Andino, un grupo de dirigentes democristianos que se conjuraron durante un viaje a Sudamérica para repartirse la túnica de Kohl, empujó o dejó caer a quienes pudieran hacerle sombra en su formación y no cesó de recortar el alcance de las propuestas, menos rígidas que las suyas, de su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, el último gran europeísta de la CDU.

Pero lo que interesa resaltar aquí es que esa política de segar la hierba bajo sus correligionarios la trasladó al ámbito más amplio de la contienda electoral, firmando un programa socialdemócrata que tenía como propósito privar de discurso al SPD y que habría merecido su desaprobación si lo hubiese presentado algún otro compañero del PP europeo. Steinbrück la llamó plagiaria por ello y Peter Kohl, hijo del antiguo canciller, anunció que se abstendría porque, tras la decisión, dijo, Alemania tiene tres partidos socialdemócratas: el SPD, los Verdes y la CDU.

Por tanto, mandatos caracterizados por la ausencia de medidas traumáticas para el electorado y la absorción del programa socialista. La tercera pata del triunfo de Merkel se encuentra en lo que sus estrategas denominan «desmovilización asimétrica», una técnica que los españoles conocemos bien porque la emplea Mariano Rajoy y que consiste en capear los temas con un acusado carácter divisivo para que los votantes de otros partidos, desencantados con sus dirigentes, no encuentren motivos para superar ese enfado.

Merkel sufrió lo que significa la sinceridad en política en las elecciones del 2005, cuando dilapidó la ventaja que le daban las encuestas y a punto estuvo de perder con Schröder por defender recortes que hacían leves los de la Agenda 2010. Por tanto, intentó adormecer la campaña, igual que hace el Barça con el juego cuando lleva ventaja en el marcador. Que lo consiguió lo prueba que uno de los momentos más peligrosos a los que se enfrentó fue el descubrimiento de un pecado de juventud que reveló que no había contado toda la verdad sobre su vida en la antigua República Democrática: la pertenencia a las Juventudes Libres Alemanas, el vivero del Partido Comunista, en las que fue secretaria de agitación y propaganda.

También le resultaba peligroso que la UE encarase asuntos pendientes de la eurozona, como la unión bancaria o el nuevo tramo de ayuda a Grecia, porque podría comprometer la imagen de firme baluarte de los intereses alemanes frente a la codicia de los vecinos. Pero poner en pausa a todo el continente no le robó el tiempo. El vacío informativo que eso dejó fue cubierto por un esfuerzo de divulgación en el plano humano gracias al cual se sabe que la canciller de teflón también es una persona. Niña fascinada por las patinadoras de hielo, se emborrachó una vez de joven con licor de cereza, su marido se queja de que le pone poco dulce a los pasteles y le gustan las óperas del anillo del nibelungo porque muestran que, si se hacen las cosas mal al principio, después ya no se enderezan.