¿El mayor fiasco de su presidencia?

Marco Mierke WASHINGTON / DPA

INTERNACIONAL

31 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«Vimos el resultado de la votación», fue la fría reacción de la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU., Caitlin Hayden, tras la negativa del Parlamento británico a intervenir militarmente en Siria. Pero inmediatamente aclaró que este resultado no afectaba a su país: «Como dijimos antes, la decisión del presidente Barack Obama dependerá de qué es lo mejor para los intereses de Estados Unidos».

A pesar de que las palabras de Hayden buscan demostrar determinación, no pueden ocultar que no fue solo Cameron el que sufrió una dura derrota. También Obama quedó como perdedor y podría protagonizar el mayor fiasco de su presidencia.

Un año después de que estableciera una línea roja al régimen de Bachar al Asad ante la utilización de armas químicas, Obama quiere finalmente «consecuencias internacionales». Desde hace una semana hay advertencias sobre una posible guerra, a la que se le puso incluso fecha. Pero cada vez queda más claro que al hacer las cuentas se olvidó de sus aliados.

Alemania no quiere participar y en el Consejo de Seguridad de la ONU no se puede avanzar debido a la negativa de los rusos y los chinos. Solo le queda Francia, después de que el Parlamento británico dejara colgado al estrecho aliado. De hecho, fue Cameron el que instó a Obama a reaccionar ante lo ocurrido en Siria. La relación especial entre ambos Estados parece pasar por un difícil momento y en Washington hay enfado porque consideran que cuando la situación urge los dejan solos.

«El asunto aquí gira, y eso queda cada vez más claro, en torno a un problema de credibilidad que enfrenta Obama. Si no hace nada, queda ante el mundo como un cobarde», dice Carlo Masala, profesor de política internacional en la Universidad del Ejército en Múnich.

La línea roja establecida por Obama sin necesidad podría convertirse en la estupidez más grande que ha cometido en política exterior. Podría tener que disparar misiles por vergüenza, argumenta el influyente columnista Charles Krauthammer.

Pero las voces contrarias no llegan solo del exterior. «No debería haberse impuesto una línea roja sin que antes se estableciera un plan estratégico y se evaluaran nuestros recursos», consideró Jim Inhofe, el republicano de más alto rango en el comité de Defensa del Senado.

Pero lo que más ha irritado a los congresistas es las señales contradictorias que han llegado desde el Gobierno.