Venezuela decide si deja atrás a Chávez

pedro garcía otero CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Los colegios electorales permanecerán abiertos hasta las 23.30 (hora española)

14 abr 2013 . Actualizado a las 15:54 h.

Los colegios electorales abrieron sus puertas. Casi 19 millones de venezolanos están llamados a las urnas para elegir al sucesor del fallecido mandatario Hugo Chávez.

Los colegios abrieron a las 6.00, hora local (11.30 hora española), y está previsto que permanezcan así hasta las 18.00 (23.30 hora española), aunque la normativa electoral establece que se debe permitir el voto de las personas que permanezcan en las colas más allá de esa hora.

Durante catorce años, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ha ganado once de trece elecciones a todos los niveles (alcaldías, gobernaciones, diputaciones, presidenciales y referendos), basándose en tres elementos: la arrolladora personalidad de su líder, un precio del petróleo que permitía hacer populismo y un ventajismo absoluto en el manejo de los recursos e instituciones del Estado, al servicio del partido de Gobierno en la campaña electoral.

Desaparecido Hugo Chávez, y con la renta petrolera hundida en un mar de malos manejos económicos, a Nicolás Maduro, el heredero del caudillo venezolano, solo le quedan el Estado y el recuerdo del líder como armas para combatir. Pero las está usando, y el chavismo, a un mes de la muerte de quien le dio nombre, sigue siendo el favorito para las elecciones de hoy tras una campaña relámpago.

Al frente de la oposición está un joven y carismático líder, Henrique Capriles, quien perdió las presidenciales contra Chávez el pasado 7 de octubre, pero que, con apenas 40 años, ha sido diputado, alcalde y gobernador, y se ha forjado como líder nacional en apenas año y medio. Su oferta electoral la centró en aumentar la producción nacional, mejorar los ingresos familiares y combatir la inseguridad .

Volcó todas sus fuerzas en desligar a su rival, «el enchufado» o «candidato de los Castro», de la figura del fallecido líder. Y eligió la estrategia del ataque directo, lo que eludió en la campaña de octubre contra Chávez. En estas elecciones puede jugarse el continuar al frente de la oposición y la fundación del caprilismo.

Por contra, Nicolás Maduro arranca con ventaja en las encuestas, aunque algunos analistas prevén un final cerrado porque ha ido perdiendo fuelle. Su oratoria también se volvió ácida. Sugirió la presunta homosexualidad de Capriles y se ganó señalamientos de intolerante. Sin embargo, insistió en llamarlo «caprichito, burguesito». En cuanto a sus promesas, dijo que continuará el legado de Chávez y asegura que defenderá logros como la reducción de la pobreza, y añadirá otros, como acabar con la inseguridad, en un país con 16.000 homicidios en el 2012, la mayor tasa de Sudamérica.

Un país casi en ruinas

Gane quien gane, recibirá un país que está prácticamente en ruinas, a pesar de la bonanza petrolera de la que ha disfrutado. Chávez utilizó todos los recursos, los que tenía y los que no, en promocionar su imagen. Y hoy, pese a que el precio del barril de petróleo está en 100 dólares, el país ha visto multiplicar por 10 su deuda, hasta alcanzar unos 200 millardos de dólares, Venezuela padece la inflación más alta de toda América Latina, 23 % el año pasado, y con tendencia a crecer.

Además, desde hace más de un año, los venezolanos tienen que hacer largas colas buscando los productos necesarios para su dieta. La escasez de medicamentos y alimentos, crónica desde hace diez años (marcados por controles de cambio y de precios), se ha vuelto crítica en los últimos meses.

Más allá, las infraestructuras del país están bajo mínimos. No se ha invertido en puertos ni aeropuertos, los apagones eléctricos son endémicos y la vialidad es de cuarto mundo. Han desaparecido la mitad de las empresas industriales y se importan un 70 % de los alimentos que se consumen.

El remedio de Maduro a estos males es «más Chávez», mientras Capriles propone un regreso gradual a la economía de mercado.