¿Está el futuro de Siria en manos de Al Qaida?

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Goran Tomasevic / Reuters

El ascenso de los islamistas hace temer una guerra con los rebeldes moderados

13 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

En el campo de batalla sirio hace tiempo que campan a sus anchas milicianos vestidos de negro y una cinta en la frente con el lema «No hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta». Los combatientes que iniciaron la revuelta contra el régimen de Bachar al Asad, aglutinados en el Ejército Libre Sirio (ELS), se han visto relegados por el empuje de los yihadistas, que no esconden sus vínculos con Al Qaida ni su objetivo de instaurar un Estado islámico. Los civiles temen que tendrá que afrontar en breve otra guerra, esta vez entre los combatientes moderados y los extremistas islámicos, entre ellos el Frente al Nusra.

¿Qué es el Frente al Nusra?

De ideología radical suní y ligado a la yihad, desde mediados del 2012 se impone como principal fuerza de combate contra el Ejército de Al Asad y es responsable de los atentados más mortíferos, la mayoría suicidas. Su líder, Abi Mohamed al Yulani, acabó el miércoles con las especulaciones y reconoció su lealtad a Al Qaida y a su líder, Ayman al Zawahiri, si bien negó su fusión con la rama iraquí de Al Qaida, el llamado Estado Islámico de Irak, dejando en evidencia las tensiones entre ambos grupos. Ya en diciembre, EE.UU. lo había incluido en su lista negra por su vínculos con la red del abatido Bin Laden. Los expertos cifran sus miembros sirios en unos 5.000, pero además en sus filas hay miles de yihadistas venidos de Irak, el Cáucaso, el Golfo, Afganistán y África.

¿Qué zonas dominan?

Damasco, al que llevan meses hostigando, es uno de los puntos que se le resiste, pero controlan tres provincia del nordeste: Raqa -en marzo lograron la más relevante de sus victorias al conquistar su capital-, Deir al Zour y Hasakah, hogar de la mayor parte de la riqueza económica de Siria, con sus reservas de petroleo y gas, y granero de trigo y algodón.

¿A qué se debe el empuje islamista?

«Tienen un apoyo económico y logístico, que nosotros nunca tendremos», confesaba un comandante del Ejército Libre Sirio (ELS) hace un mes a AFP. «Reciben dinero del exterior y tienen las mejores armas. Esto les convierte en los mejores soldados y debemos apoyarnos en ellos para derrocar a Al Asad», lamentaba. El ascenso de los islamistas es para muchos insurgentes culpa de EE.UU. por no hacer nada para ayudarles, negándoles las armas que reclaman desde hace meses. A eso se une, la reputación de honestidad, que se le niega al ELS, y la ayuda que prestan a los civiles, a los que, por ejemplo, en Alepo distribuyeron harina cuando las panaderías eran bombardeada por el régimen. Aunque ya han tenido encontronazos por la imposición de la ley islámica.

¿Cómo lo afronta Damasco y Occidente?

La lealtad a Al Qaida por el Frente al Nusra ha sido un regalo para Damasco, ya que confirma su versión de que hace frente no a una revuelta popular si no a terroristas, además de darle alas para seguir lanzando ataques a diestro y siniestro. Para Occidente, complica su decisión de cómo implicarse en la guerra y a la vez impedir un feudo de Al Qaida en Oriente Medio. La oposición siria opina que los islamistas traicionan la revolución y cunde el miedo a que se apoderen del país tras la caída de los Asad. «Si no se marchan a buscar la yihad a otro país, me temo que habrá que luchar contra ellos», admite el ELS.