Maradona, una mala digestión que cotiza a la baja

A. Bottinelli

INTERNACIONAL

24 mar 2013 . Actualizado a las 18:57 h.

Los que no se dieron cuenta de que las cosas están cambiando ya no integran la lista de los argentinos más influyentes, perdieron peso específico en una sociedad que se hartó del mensaje pesimista y los malos augurios.

Quizás el ejemplo más notorio sea el de Elisa Carrió, que fue líder de la oposición a los Kirchner y llegó a tener un 30 por ciento de electores, pero sus continuos augurios de fatalidad y futuro sombrío la fueron alejando de un pueblo que había elegido comenzar a vivir con una sonrisa más allá del bolsillo y de las urnas. Carrió desapareció en dos años de la escena política.

Otro tanto le pasó a Diego Maradona, cuya mala digestión del éxito de Messi y sus opiniones casi siempre críticas y crispadas han dejado de tener peso y ahora solo son noticia sus escándalos amorosos.

El diez no supo digerir bien la sombra de un chico que, mucho más humilde que él y sin hacer escándalos, se ganó el corazón de los argentinos a pesar de las campañas que los periodistas amigos de Dieguito intentaron instalar, asegurando que el barcelonista Messi «no tenía ángel» y no conectaba con la gente.

Algunas anécdotas se producen casi a diario desde la llegada de Francisco al Vaticano. El pasado miércoles, el expresidente argentino Eduardo Duhalde aseguró que el mensaje del papa le llegó al corazón y dejó de lado las profundas diferencias que mantenía con otro ex jefe de Estado, Carlos Menem, de quien fue vicepresidente entre 1989 y 1991.

«Me acordé de Menem, lo fui a visitar, fui a abrazarlo. Creo en el reencuentro, en la paz», sostuvo Duhalde. Algunos analistas hablan de milagro en tono de humor, pero a decir verdad ambos políticos estaban duramente enfrentados desde hacía varios años.