La muerte de un general iraní en Siria prueba la implicación de Teherán en la guerra

Nolo Mariño DUBÁI / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

15 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Teherán admitió ayer la muerte de un general de los Guardianes de la Revolución iraní, los Pasdarán, en Siria. Las circunstancias en las que se ha producido son confusas. Fuentes iraníes citadas por Press TV aseguran que fue asesinado el martes mientras viajaba desde Damasco hacia Beirut a manos de «supuestos agentes israelíes». Los rebeldes sirios, por su parte, afirman que mataron a Hasán Shateri en una emboscada en la localidad siria de Zabadani, fronteriza con el Líbano.

El paramilitar había viajado hasta Siria, en concreto a Alepo, «para estudiar proyectos de reconstrucción de la ciudad», según el periódico libanés Al Safir.

Un portavoz del Ejército de Liberación Sirio (ELS) dio una tercer versión. En un comunicado, afirmó que Shateri perdió la vida, junto a varios ayudantes, en el ataque aéreo israelí del mes pasado en la región de Yamraiya. Según el ELS, el militar iraní se encontraba supervisando el traslado de armas al Líbano, y se había trasladado de Beirut a Damasco, donde se reunió con asesores militares y de seguridad iraníes y sirios.

Occidente acusa a Teherán de haber enviado armas y personal para apoyar a su aliado sirio contra la protesta popular iniciada en marzo del 2011 y que se ha convertido en una guerra civil que, según la ONU, ya ha dejado al menos 60.000 muertos. El propio comandante en jefe de los Pasdarán, Mohamad Alí Jafari, admitió en septiembre que su país había enviado «asesores militares a Siria», pero que ello no significaba, de forma incongruente, que hubiera una «presencia militar iraní» en el país árabe.

La república islámica, aliada ciega de Bachar al Asad, acusa de todos los males de la región a Israel, con el que mantiene una verdadera «guerra ideológica» y que Mahmud Ahmadineyad prometió «erradicar de mapa».

Secuestro de 40 civiles

Un grupo armado secuestró ayer a unos 40 civiles, en su mayoría mujeres y niños, que iban en un autobús, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). El autobús partió de dos pueblos chiíes de Idlib. La mayoría de los rebeldes son suníes, pero se desconocen si las motivaciones de los secuestradores son criminales o políticas. Algunos grupos están aprovechando la anarquía.