Michael Ignatieff: «La independencia no soluciona los problemas económicos»
INTERNACIONAL
El prestigioso politólogo analiza la deriva independentista en Cataluña
20 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Profesor de Derechos Humanos y Relaciones Internacionales en la Universidad de Toronto, experto en nacionalismos, líder parlamentario del Partido Liberal de Canadá entre el 2008 y el 2011, Michael Ignatieff recibe hoy en Madrid el Premio de Periodismo Francisco Cerecedo. Su libro Sangre y pertenencia acaba de publicarse por primera vez en español. «Quiero dejar claro que creo firmemente en el Estado español unido», afirma para evitar confusiones.
-¿Cómo valora la apuesta soberanista de Artur Mas?
-Es una apuesta, como usted dice. Hay que entender los motivos. La crisis económica ha hecho que las regiones ricas como Cataluña se pregunten por qué tienen que pagar por las pobres. Pero la independencia nunca es una solución para los problemas económicos reales. En todo caso, el deseo de separarse nunca está motivado por razones económicas, sino políticas. Los líderes locales quieren sentirse dueños de su casa, prefieren ser un pez grande en una pecera pequeña.
-¿Vivirían mejor los catalanes en un Estado independiente?
-No existe ninguna garantía. No se puede prometer a los ciudadanos que mejorarán económicamente con la secesión. ¿Quién sabe? Puede que sí, puede que no.
-¿Qué debería hacer el Gobierno?
-El desafío al que se enfrenta España es tener la flexibilidad y la solidez suficientes para mantener la unidad nacional respetando las aspiraciones de sus regiones. Debe hacer que los catalanes sientan que están viviendo en España pero son dueños de su propia casa. El Gobierno central debe marcar las líneas rojas, mantener la unidad nacional, la ciudadanía, la seguridad nacional. Es un equilibrio. Debe ser capaz de decir sí, pero también no.
-¿Tendría que haber un referendo sobre la independencia en Cataluña? ¿Podría ser similar a los dos que se han realizado en Quebec?
-No debo decirlo yo. Lo que enseña el caso de Canadá es que si se hace tiene que haber unas reglas claras: una pregunta clara, una respuesta clara y un mandato claro. Tiene que ser un proceso pacífico negociado, nunca una declaración unilateral de secesión. Si se hiciera un referendo, ni Cataluña ni España deberían tener el monopolio para decidir cuáles son las reglas, tendría que haber algún tipo de acuerdo. La política y la negociación son imprescindibles. Pero no son experiencias gratas. Mejor que no se haga si se puede evitar.
-Según dice en su libro, la recentralización no es una solución ante el nacionalismo.
-La recentralización, en particular si es unilateral, agravaría los problemas en Cataluña y el País Vasco. Lo que pasa en España está sucediendo en otros países europeos y de todo el mundo, donde hay un fuerte crecimiento del nacionalismo identitario. Los Estados modernos deben ser más descentralizados, más flexibles y más capaces de repensar la unidad y la diversidad. Creo que España será capaz de encontrar una solución descentralizadora democrática, aunque va a ser difícil.
-¿Qué crítica haría a los nacionalismos catalán y vasco?
-No son nacionalismos étnicos. Mi objeción es que obligan a la gente a elegir si son españoles o catalanes o españoles o vascos, a decidir qué son. Pero hay muchas personas que se sienten catalanas o vascas y españolas al mismo tiempo y no tienen por qué elegir, porque esto les partiría la identidad por la mitad.