Elecciones EE.UU. 2012: Los «swing states», la clave de los comicios

Miguel A. Murado

INTERNACIONAL

La elección norteamericana tan solo concierne a aquellos pocos estados en los que las encuestas muestran una diferencia no mayor del 5 %. Lo demés, es pescado vendido

06 nov 2012 . Actualizado a las 23:39 h.

Se habla mucho del empate entre Mitt Romney y Barack Obama en las encuestas. Curiosamente, ese empate tiene poca importancia para saber quién ganará.

En el sistema electoral norteamericano, los distritos son los estados y, como en el absurdo sistema británico, todos los votos del distrito van a parar al ganador, los votos del segundo no cuentan.

Se podría decir que la elección norteamericana tan solo concierne, por tanto, a aquellos pocos estados en los que las encuestas muestran una diferencia no mayor del 5 %, los llamados swing states («estados que se balancean»). Lo demás, como se dice en la lonja, es pescado vendido.

Lo primero que salta a la vista es que Obama no aspira ya a ganar ningún estado que no haya ganado en el 2008. Es un dato que probablemente no dice tanto de lo bien o lo mal que lo haya hecho como de lo exagerado de la oleada de entusiasmo que despertó en las anteriores elecciones. Estados de corazón republicano que entonces votaron demócrata, como Carolina del Norte o Florida, vuelven ahora a sus hábitos políticos.

Los esfuerzos de Obama por practicar una presidencia inclusiva no le ha dado muchos réditos en la legislatura y tampoco se los dará en las urnas. El país, de hecho, aparece más divido que nunca, y la sima que separa el proyecto y la base electoral de los dos candidatos no podía ser mayor.

El rey de los swing states solía ser Florida, por su tamaño y por lo ajustado de los resultados en las últimas elecciones. La exagerada importancia que se le da al voto latino (y que en realidad solo supone un 7 % del total) deriva en gran parte de las batallas electorales que se han dado en Florida. Pero en estas elecciones ya no es la estrella.

Después del desastre de Barack Obama en el primer debate, las encuestas colocan Florida firmemente en el campo republicano. La campaña del presidente ha dejado de gastarse el dinero allí, señal segura de que ya lo da por perdido. Todavía podría ganar si las minorías (negros y latinos) votan en masa, pero eso parece ahora improbable.

Nevada y Colorado

Donde sí tendría alguna importancia el voto latino es en dos estados que nunca se suelen asociar con esta minoría: Nevada y Colorado. La solidez económica de la ludopatía en Las Vegas y el auge industrial de Denver, respectivamente, han atraído en la última década a muchos hispanos desde Arizona, California y Nuevo México.

Este movimiento demográfico puede convertirse en una bendición para Obama, pero a la vez nos ofrece otra lección más bien pesimista acerca de la sociedad norteamericana: la composición de la población, casi más que la política, es lo que determina el voto. El melting pot, el crisol de pueblos, siempre fue un mito pero nunca tanto como en el siglo XXI.

El verdadero campo de batalla de estas elecciones se encuentra en el noreste del país, en la región de los lagos. Allí, en estados como Míchigan, Wisconsin y Ohio es donde se juega la presidencia, en el mundo de la «clase blanca trabajadora», como se la llama en Estados Unidos.

Antaño fueron la base del electorado, y gran parte de su resentimiento viene de haber perdido esa primacía. Por eso, desde los tiempos de Richard Nixon, los trabajadores blancos han ido abandonando el campo demócrata, del que formaban parte abrumadoramente, hasta convertirse en una fuerza conservadora.

En el total del país, Romney aventaja a Obama en hasta 25 puntos dentro de este grupo. Pero en estos estados de los lagos, por suerte para Obama, la diferencia es mucho menor. La razón es en parte la fuerza de los sindicatos, que pueden movilizar una gran masa de voto hacia los demócratas.

Pero sobre todo pesan los esfuerzos de Obama por salvar la industria del automóvil, la principal fuente de empleo en estos estados. Si a Obama le visita la victoria en estas elecciones, llegará al volante de un Chrysler.

Ohio tiende demócrata

Sobre todo es Ohio, la «nueva Florida», el estado en el que hay que fijarse. En principio, Romney tiene que ganarle a Obama ahí si quiere ser presidente. Por eso ambos candidatos han invertido más tiempo y dinero aquí que en ningún otro sitio. En el este del estado, típicamente demócrata, Romney logró una cierta ventaja, en parte agitando el fantasma del «ecologismo» de Obama (el este de Ohio vive del carbón).

Pero también ha logrado convencer a muchos trabajadores de las fábricas del oeste de que las política económicas de Obama son equivocadas. El presidente tuvo que remangarse y parece que ha logrado revertir la tendencia. Pero es dudoso que los asesores de Obama estén tranquilos. Ohio suele confundir las estadísticas. En este «estado que se balancea», se balanceará el martes también la presidencia de Barack Obama.

El mundo entre líneas

Obama no aspira a ganar en los estados que no obtuvo en el 2008

Florida está apostando firmemente por Mitt Romney