Denuncian en Siria una nueva masacre de mujeres y niños

Redacción / la Voz

INTERNACIONAL

HANDOUT / Reuters

Hoy se discute en Ginebra un plan de transición, cuyo éxito depende de Rusia

30 jun 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Ginebra acoge hoy una reunión del Grupo de Acción para Siria que busca al menos un acuerdo mínimo para poner en marcha un plan de transición democrática que detenga el baño de sangre. El número de muertos aumenta día a día, y el jueves se elevó a más de 180, medio centenar de ellas en una nueva masacre de civiles a manos del régimen de Bachar al Asad, según denuncia la oposición.

Los opositores contaron 51 cadáveres, entre ellas mujeres y niños, envueltos en telas llenas de sangre y que yacían en el suelo de la mezquita de Duma, un suburbio de Damasco. Los activistas colgaron las imágenes en Internet, pero ningún medio independiente pudo confirmar los hechos. Mientras, Siria reforzó su presencia militar cerca de la frontera turca, un día después de que Turquía desplegara tropas y defensas antiaéreas.

El éxito de la cita de Ginebra dependerá de la postura que tome Rusia. Todas las esperanzas están puestas en el encuentro de anoche entre los jefes de la diplomacia de EE.UU. y Rusia, Hillary Clinton y Serguéi Lavrov, en San Petersburgo.

Gobierno sin Al Asad

En Ginebra estarán los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, además de Turquía, Irak, Kuwait y Catar. Irán y Arabia Saudí no estarán, el primero por la oposición de los países occidentales y el segundo, por la de Rusia. Sobre la mesa está el nuevo plan de paz de Kofi Annan en la que, según lo que ha trascendido, el mediador propone un gobierno de unidad con miembros del actual Gobierno y de la oposición. Excluiría a aquellos cuya presencia «socave la credibilidad de la transición y ponga en peligro la estabilidad y reconciliación». Algo que los analistas interpretan como un movimiento de distanciamiento del Kremlin con Bachar al Asad. A cambio, Rusia recibiría garantías de que se respetarán sus intereses en la región. Además de ser uno de los principales suministradores de armas a Siria, Moscú tiene en el puerto sirio de Tartus su única base militar del Mediterráneo.

Ayer aún no estaba clara cuál sería la respuesta de Rusia, que no ha dejado de responsabilizar a la comunidad internacional de la violencia en Siria desde el inicio de la revuelta. Pero Lavrov aseguró antes de su encuentro con Clinton para buscar una fórmula de consenso: «No somos gente caprichosa».

La postura rusa pasa por evitar que el exilio de Al Asad sea una de las condiciones y descartar cualquier injerencia militar. Vladimir Putin no olvida la experiencias en el conflicto Libia, cuando se vio superado por la acción de Occidente.

«Si Rusia retira su mano protectora de Al Asad, eso tendrá repercusiones importantes para la moral del régimen», afirma a DPA Heiko Wimmer, experto en Oriente Medio de la Fundación Ciencia y Política alemana.

La próxima conferencia ya tiene fecha: el viernes la cita del grupo Amigos de Siria en París.