Guantánamo, la losa de Obama

Tatiana López NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

LARRY DOWNING

El presidente encara la reelección sin visos de cumplir su promesa de cerrar el centro, cuando se cumplen diez años de su apertura

11 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Tal día como hoy, hace diez años, llegaron los primeros presos a una pequeña cárcel situada en un base naval estadounidense en el sureste de Cuba. El nombre de la base era Guantánamo. Su función: detener e interrogar a espaldas del mundo a presuntos «combatientes enemigos», un tecnicismo de la Administración Bush para denominar lo que se convertiría en símbolo de tortura y arbitrariedad.

George W. Bush afirmó que se trataba de una solución temporal, y Barack Obama prometió que cerraría el centro en su primer año de mandato, pero diez años después, 171 presos continúan encerrados allí.

Hoy, la clausura de la cárcel es una losa para Obama, que en su primer discurso como presidente anunció que le pondría fin tras calificarla como un «triste capítulo de la historia de Estados Unidos». No solo no hay rastro de lo prometido, el presidente acaba de firmar una nueva ley que da luz verde a continuar con el encarcelamiento indefinido de sospechosos de terrorismo. Una solución al problema que suponen los 30 reclusos considerados muy peligrosos cuyo juicio no tiene visos de prosperar, ya que la mayoría de las pruebas en su contra fueron obtenidas bajo tortura.

Una decisión criticada por la izquierda del Partido Demócrata y por los activistas proderechos humanos. Para una de las mayores organizaciones defensoras de los derechos civiles en Estados Unidos, la ACLU, esa ley supone una «nueva ruptura con el Estado de derecho».

Tampoco los republicanos

La Casa Blanca no es la única que intenta pasar de largo sobre la situación. Ninguno de los candidatos que optan a la nominación republicana a la Casa Blanca ha querido hacer de Guantánamo un tema de campaña.

El próximo noviembre Obama se juega su reelección en un país más dividido que nunca y donde la lucha por los derechos humanos ha quedado eclipsada por la crisis económica. El principal problema con que se encuentra ahora es la falta de mecanismos alternativos que le permitan cerrar Guantánamo sin enfurecer a los sectores más conservadores.

Algunos analistas opinan que con la muerte de Osama Bin Laden y la retirada de Irak, el presidente cuenta con la credibilidad suficiente para cumplir su promesa. Pero otros consideran que si toma esa decisión debe estar dispuesto a afrontar un fuerte desgaste político, algo poco aconsejable con un índice de aprobación que se encuentra por debajo del 50 %. Otra opción es que el demócrata espere a que mejore la situación económica antes de embarcarse en una nueva guerra dialéctica en el Congreso, donde sus últimas iniciativas han naufragado sin remedio.

Emma Reverter, periodista y autora de dos libros sobre la prisión, afirma que de los 171 presos al menos 90 han sido ya eximidos de cualquier cargo y residen en un campo abierto, a la espera de su puesta en libertad. «El problema consiste en que ahora mismo Estados Unidos. no posee dinero porque el Congreso ha bloqueado las partidas para transferir a distintos países a esos presos, pese al ofrecimiento de diversas naciones para acogerlos».

Tanto la Casa Blanca como los republicanos han evitado debatir el cierre del centro